He
recibido de la editorial Talentura un regalo: Estampaciones, un libro
de relatos cortos, escrito por Alena
Collar. No conocía a esta autora, pero venir de esta editorial era una
garantía de calidad. Gracias, porque he descubierto en la autora una prosa
poética, casi descriptiva que me ha trasladado de manera cómoda a la
tranquilidad de la prosa del 98.
En
Estampaciones intuimos el bloqueo
ante la página en blanco pero la autora cuenta con varios disparadores creativos,
el más importante, la observación. A partir de una imagen estática o un paseo,
crea una historia o simplemente lo describe con un estilo claro, lento, sin
prisa, atendiendo al detalle, idealizando el entorno; algo que le permite
reflexionar en una nostálgica sensibilidad del protagonista y de la monotonía
incluso.
Los
relatos tienen en común cierta paz. Cuando llegamos al final, Tapiz, somos conscientes de que
en este libro hay toda una vida contada, tejida despacio a través del tiempo
con «…las pérdidas, las renuncias las
pequeñas victorias». En Tapiz sabemos
«cómo a través de los años, de las manos
más cansadas, de todos los asentimientos y negaciones, la vida… era esto».
En
poco más de cien páginas hay veintinueve relatos, alguno es un microrrelato,
que van contando, si nos damos cuenta, la vida de una mujer que, asomada al
balcón ve pasar a los vecinos o a turistas, mientras recuerda cotidianidades
importantes para ella.
Apenas
hay acción. Esta mujer se confunde en el primer relato, La mujer que mira, con la autora y su proceso de escritura,
que consiste precisamente en observar. Si continuamos leyendo vemos que ella es
consciente del paso del tiempo, tan caprichoso, que hace que fluya de manera
irregular, «se estiraba y se encogía. La
tarde, digo. Parecía un chicle, por dios santo» y en ese transcurrir
entendemos lo importante de ese proceso de escritura, su finalidad: «Los personajes, los presos del escritor,
solo merecen un destino: ser leídos. Quedarse acodada a la barandilla […]
mientras ustedes llegan al punto final y pasan la página y la dejan sola».
Esta
mujer puede permanecer una tarde oyendo la orquesta de la lluvia, «una sinfonía que en el último momento
morirá suavemente sobre tu ventana como si te acariciara».
Mientras
avanza la tarde recordará con nostalgia a Néstor y su afán de proteger a los
demás con sus paraguas rojos.
Haciendo
gala de cierto humor absurdo, infantil, soñará con ángeles y, en vista de que
no dan resultado, hará venir a extraterrestres que se les ha puesto difícil
regresar a su lugar de origen, «porque
tengo el trasto parado y la Central no me lo soluciona».
Con
una ternura infinita hacia su vecino Manuel, que «está muy bien cuidado. Lleva tres años en la residencia», recapacita
sobre la soledad de la vejez cuando a los años se le añade una enfermedad, la
tristeza de llegar a la conclusión de que terminas la vida sin nada.
Con
cierta nostalgia, al ver que dos fotógrafos plantean la posibilidad de entrar
en una foto, para decirles a los fotografiados cómo será su futuro, reflexiona
sobre la imposibilidad de dar marcha atrás. Lo que hemos hecho queda tal cual.
Hay deseos imposibles, por lo que, en La
fotografía, aparece cierta invitación a disfrutar de cada momento, «saca de la carterita la fotografía de su
madre y él a los ocho años, en el parque. […] sin saber bien cómo, sonríe con
nostalgia».
Mediante la observación, la mujer ve a lo lejos la estación, y se detiene en los actos que realizan quienes esperan que salga el tren, mientras cruzan por su mente pensamientos sobre su vida. Las asociaciones de ideas son fundamentales también para el proceso de la escritura; son conexiones naturales que nuestro cerebro realiza para formar ideas complejas a partir de otras simples; asociar ideas por semejanza es trabajo de la imaginación, algo fundamental en la literatura y que Alena Collar establece en su escritura, «El pasajero […] le recuerda a su yerno […] porque siempre va hecho un Adán».
La
autora deja que sea el narrador quien, en tercera persona, vaya contando lo que
ve y vaya imaginando historias, como la del reenamoramiento de El tuteo; concede al narrador el
privilegio de saberlo todo sobre los personajes y le deja que nos lo cuente
como quiera, de manera lógica o fantástica «A
los pocos minutos, aparece una segunda figura en el balcón […] Ella dice algo
en voz baja. El asiente…». El poder omnisciente del narrador consigue
hacernos partícipes del dolor por la ausencia de los seres queridos, aunque en
los relatos permanece la aceptación. Los personajes manejan su nostalgia, su
melancolía de forma que no se transforme en un vacío interior sino que sea el
origen para construir una memoria y poder revivir allí los buenos momentos. En
el presente nos queda la realidad, algo que debemos asumir como parte del
trayecto vital.
Cuando
en el recorrido no encontramos la vida deberemos aceptar el final para que en
la memoria del que queda permanezca solo el encanto del que se va, «duerme tranquilo en esa celda […] porque
Sara ya no es un vegetal sino un recuerdo bello».
Estampaciones es un libro de relatos
cortos que podría ser un relato corto sobre la vida, lo que es, la aceptación
que le debemos, porque nos ofrece la posibilidad de sentir belleza y paz en lo
que nos rodea. Como todo proceso tiene un principio y un final. La alegría del
comienzo, el consentimiento del final, sobre todo si ya no somos capaces de
sentir.
Alena
Collar escribe sobre la vida en unos relatos que mantienen correspondencias
vitales naturales o casuales, según las circunstancias. Una vida metáfora del
proceso literario, con un comienzo dudoso, unos personajes que actúan y un
final que podemos recordar, que siempre estará con nosotros pero que no podemos
cambiar.
En
estas reflexiones de Collar encontramos el atractivo del detalle, la
tranquilidad de la tradición, la sorpresa de lo novedoso, el humor de la
inocencia y el dolor.
Talentura
es una editorial independiente que, desde 2008, lleva dando a conocer a
escritores nuevos con gran acierto. Uno de ellos es Alena Collar a quien
agradecemos que en 2018, con motivo del X aniversario de la editorial,
reescribiese sus Estampaciones.
Y yo agradezco a Talentura este valioso regalo.