Si
observamos la portada de No te fíes podemos pensar,
equivocadamente, que la novela va a ser un tanto superficial. Es cierto que los
personajes son jóvenes, que beben —mucho— y que la noche les depara diferentes
sorpresas. Pero hay algo más. También estudian, trabajan, intentan labrarse un
futuro y se enfrentan a situaciones que muchos adultos no soportarían.
Si
nos fijamos en el nombre de la autora, Sarah Miller, creeremos,
equivocadamente, que se trata de una mujer anglosajona o estadounidense. Sarah
Miller es el nombre de la protagonista que, a su vez es el pseudónimo con el
que firmaron tres autoras en 2019 al escribir conjuntamente esta novela.
El
argumento es sencillo, Sarah Miller, una chica adinerada venida a menos al
arruinarse sus padres, debe cambiar sus planes de estudiar en una universidad
privada de Atlanta e ir a Maryland a la pública, donde cursará Criminología «Sé que fuimos unos inconscientes y sé que
tú nos habías avisado, pero nadie se imaginaba esta hecatombe. Te prometo que
no queríamos esto para ti y que nuestra frustración acabamos pagándola contigo».
Curiosamente,
en el campus se suceden una serie de asesinatos con un mismo modus operandi: las víctimas son chicas
y todas quedan marcadas con un signo en la frente, el mismo que se le quedó a
Sarah cuando, en sus primeros días, fue drogada en una fiesta y atacada. Esto
hará que ella misma investigue, porque los asesinatos, ¡hasta siete!, se
producen en sitios en los que ella está presente, incluso es ella la que
descubre alguna víctima, «…mientras
contemplo el cuerpo de Tina que flota sobre el lago como si fuese una muñeca
abandonada con una gran placidez en la mirada de sus ojos abiertos». Por
supuesto, la policía sospecha de ella pero también del resto de sus nuevos
amigos.
Todos
se comportan de forma extraña; reaccionan con naturalidad ante sucesos que en
ningún momento son corrientes. Todos tienen algo que ocultar. Matt, un reconocido
mujeriego es en realidad un desconocido homosexual; Ross, gay declarado,
encubre y oculta su amor por Matt disfrazándolo de amistad; Jane, compañera de
habitación de Sarah, le demuestra un cariño excesivo aunque a veces le juegue
malas pasadas; Blake confiesa a Sarah que está enamorado de ella y, ante su
negativa, camufla ese sentimiento con amistad, tanta, que en ocasiones da la
impresión de acosarla, «Yo soy el que
juzgo si vale la pena o no una cosa. Y esta lo vale. No te preocupes tanto por
mí. Te esperaré a la salida de la biblioteca. Iremos a cenar»; Ashton, el
centro del deseo de todas las chicas, es repelido por Sarah, por su prepotencia,
por sus tatuajes, por su presunción, hasta que cae en sus brazos enamorada,
pero Sarah también cree querer a Blake. En el fondo confunde amor y deseo. Es
el principio de la juventud; ha entrado en ese periodo en que debe madurar y
pensar qué quiere para el futuro. Este curso no lo tendrá fácil. Al verse
envuelta en los asesinatos, como víctima y posible asesina, al verse imbuida en
circunstancias ajenas a su forma de vida hasta ese momento, consigue que su
salud se resienta y sus nervios le jueguen malas pasadas «íbamos a fiestas, pero no como las hacéis de emborracharos y acostaros
todos con todos, no»
Nada
es lo que parece, ya no tiene claro si su mejor amiga lo es, si ella es
homosexual, heterosexual o bisexual. Sarah descubre nuevas sensaciones ante los
amigos, ante el sexo, ante los estudios y ante el mundo adulto. Conforme van
sucediendo hechos, ella se va fortaleciendo hasta terminar ayudando a la
policía y al FBI a resolver los crímenes, «Me
viene a la cabeza ahora lo ordenados que tenía los cedés y el grito que dio
cuando fui a poner uno fuera de su sitio. Recuerdo que eso es típico de ciertas
patologías».
El
ritmo de la novela también es irregular. No
te fíes empieza algo lenta hasta que, cuando pensamos que es otra novela
más, exclusivamente para jóvenes no avezados en lecturas, da un giro
espectacular que hace que el lector se interese de verdad por la trama,
enredada a cada paso con un nuevo personaje, con un nuevo descubrimiento, hasta
que llegamos al final, un final bastante realista que pone un broche adecuado a
los entresijos inquietantes por los que pasa Sarah Miller.
En
cuanto al resto de personajes, la atención de las autoras no ha sido uniforme,
algunos no aportaban demasiado, otros, como en el caso de Ashton o de Blake,
nos han dejado la sensación de que estaban incompletos, que, seguramente,
podrían haber dado más juego porque las personalidades de ambos tenían los
requisitos para profundizar más en ellos. Pero en general es una novela
recomendada para iniciarse en el género policiaco. Lo lectores más experimentados
en novela negra puede que echen en falta una investigación policial más basada
en pruebas y menos en sospechas, «Lo he
tachado de cobarde. Esto seguro que lo hace reaccionar». Asimismo, la
reputada abogada Marin tiene un papel bastante exiguo; no es comprensible que
se le pasen por alto datos que pueden exculpar a determinados personajes. Pero No te fíes es una novela para
entretener, una novela que deja en los jóvenes la sensación de que pueden ser
capaces de enfrentarse a lo que quieran y de que, aunque piensen que lo tienen
todo controlado, el apoyo familiar es fundamental.
La novela, aunque está ambientada en la universidad, está aderezada con historias de amor, desamor, sexo y alcohol, en la que los personajes hacen lo posible para encajar en el grupo. «Jane, Tina, Ross y yo nos dirigimos, junto al resto de la muchedumbre, que nos empuja, hacia afuera. Allí, diez jóvenes beben sin parar mientras son jaleadas por chicas de mi edad». Los lectores más jóvenes pueden verse identificados con alguno de los personajes o situaciones; además, al no profundizar demasiado en la psicología, Sarah Miller construye una novela perfecta para desconectar y dejarse llevar.