La
vida de Lucía, «una falsa delgada, como
la mayoría de las aves zancudas» es una constante contradicción, desde que
su madre le dijo eso cuando era pequeña.
La
incoherencia se convirtió en obsesión a los 10 años, cuando en su fiesta de
cumpleaños vio realizar a su madre un acto incomprensible antes de ser atacada
por un pájaro, y antes de verla morir un año después en su cama, lugar del que
no se levantó desde que volvió, tras el accidente, de un internamiento
psiquiátrico.
Lucía
cree que sólo se parece a su madre en el físico de falsa delgada y nariz de
pájaro, pero en realidad, su progenitora tuvo que transmitirle algo de su
desequilibrio mental; de hecho poco a poco empieza a tomar conciencia de
aquello que la unía a ella pues, «cayó en
la cuenta de que al día siguiente cumpliría los años que tenía su madre cuando
murió. Recibiría como regalo inverso la noticia de que su empresa cerraba
víctima de una quiebra fraudulenta provocada por su dueño». Pero este
pequeño trastorno apenas se nota pues Lucía es una mujer con un gran corazón,
constante que se repite en las protagonistas de las novelas de Juan José Millás;
esta última recomiendo encarecidamente a todo el mundo pero, especialmente, hay
dos personas que sé que van a regocijarse con ella, una es mi hermana, puede
que ya la tenga, otra es Karin, una incondicional de este autor, una amiga a
quien hace tiempo que no veo y sé que disfrutará con este relato.
Que nadie duerma
tiene todos los ingredientes que los lectores de Millás conocemos, pero es normal,
es el sello del autor; sin embargo en esta ocasión, puede que por las
premoniciones que he encontrado, «Algo va
a suceder», puede que porque no me gustan en general los pájaros, la
tensión se palpa desde la primera página. La estructura de la novela tiene
mucho que ver en ello ya que, Lucía, una vez que quiebra su empresa por la mala
gestión del jefe, debe buscarse otro trabajo. Decide ser taxista al tiempo que
se enamora de un vecino al que apenas conoce, sólo lo ha visto una vez, pero ha
encontrado en él algo que la conecta, la ha hecho amar la ópera y tiene, como
ella, fisonomía de pájaro. Otra constante en Millás, la conexión entre los
personajes.
Así
pues, Lucía se va transformando día a día en la protagonista de la ópera Turandot y al mismo tiempo comienza a
pensar y moverse, a sentirse pájaro aunque se vea mujer. El desdoblamiento de
personalidad también es fácil distinguirlo en las novelas del autor. Pero este
desdoblamiento va más allá pues en esta ocasión también ocupa el espacio, de
forma que la realidad y la ficción quedan en un mismo plano por lo que ni
siquiera el lector ve como rasgo delirante de la protagonista, sino como algo
normal, el circular por Madrid sin ningún problema llevando como guía un mapa
de Tokio.
Al
taxi de Lucía-Turandot suben personas de todo tipo, aunque con un punto en
común, todas tienen algo de pájaro
nada más verla a usted he pensado que
podríamos ser hermanas. Por la nariz, ¿no lo ve? La mía es la de mi madre
—La mía no. La mía es de mi padre y más
de una vez he pensado en operármela
—¿Qué dice? Si las narices aguileñas
son magníficas
Y
así, con esta actitud, la protagonista no duda, a partir de que recoge a su
primera clienta en hacer el bien y ayudar a todo el mundo, desde no cobrar la
carrera o darles incluso dinero si cree que les hace falta, hasta acostarse con
ellos cuando considera que puede hacerles un bien; incluso, conforme va tomando
confianza en su trabajo se permite actuar como juez entre conversaciones de sus
pasajeros, siempre defendiendo, por supuesto, al más débil «…Digo que si yo fuera su mujer, le habría dado un par de hostias con
esas manos que tiene al final de sus cortos brazos. El individuo se quedó sin
habla durante un minuto o más […] Se sentía tan poderosa, tan fuerte, que casi
deseó que el cliente añadiera una inconveniencia para detener el coche,
volverse y darle de verdad una bofetada […] —Déjenos aquí mismo —Con mucho
gusto…».
Paradójicamente
al trabajar en un taxi y relacionarse con todo tipo de individuos aparece otra
de las características invariables de Millás, la soledad «La gente, en general, daba asco».
Lucía-Turandot
se siente sola, realmente no tiene familia ni amigos, pero el verdadero
aislamiento viene de ella misma, en su interior se siente distinta al resto, de
ahí que intente por todos los medios conectar con alguien «…ella sólo pensaba en el que venía detrás. Quizá por eso había acabado
de taxista…».
Asimismo,
el amor, presente también en la narrativa de Millás, aparece en Lucía de forma
platónica, pero con tanta fuerza que todos sus movimientos van destinados a
conseguir a su enamorado, está segura de que en cuanto la vea caerá rendido y,
sin saberlo, a eso se dedica, a conocer, a defender personas que curiosamente
la van llevando hacia su Calaf, hacia su único amor, y ella se deja aun
teniendo un mal presentimiento «su
intuición le dijo que algo no iba bien».
Lucía-Turandot
es otra protagonista de Millás cuya vida está influenciada por algún trauma
infantil, trastorno que llega a presidir todos sus movimientos pues aunque no
le gustaban los pájaros, desde que sus padres le regalaron uno traído de China,
las aves formarán parte de ella hasta que no sepa distinguir quién es en
realidad «La madre se acercó entonces a
la jaula, frunció los labios y produjo con la lengua una suerte de chasquido
que calmó al animal. —Se llama Calaf —le dijo—, viene de la lejana China». Sea
como pájaro, sea como mujer, Lucía es buena pero esa bondad, repartida sin
discriminación se transforma en dolor, en ira, en furia, en locura, cuando se
siente humillada, herida, utilizada para una de las mayores vilezas,
aprovecharse del otro en beneficio propio sin importar el daño que se pueda
hacer.
La
verdadera metamorfosis de Lucía se produce en ese momento y en su
transformación lo hace también el entorno; ya no queda nada en esta sociedad
que le guste, que la ate, por lo que es capaz de trascender a su otra realidad,
aquella en la que, al menos por unos instantes, puede convertirse en un reducto
de felicidad.
Llegados
a este punto obvia decir que la confusión sueño-realidad también está presente
en todas las novelas del autor, puede que en realidad sea porque los
protagonistas tienen un punto de inseguridad o de inconformismo con la
realidad; el caso es que ni ellos mismos saben quiénes son en determinados
momentos «Las mejillas, tratadas con una
mezcla de polvo de arroz y avena […] le daban una palidez característica de
algunos personajes del teatro chino».
En
el caso de Lucía, el desorden forma parte de lo cotidiano, sus órganos cobran
vida y realizan acciones propias «tenía
en los labios una expresión que componían ellos mismos, a veces, por su cuenta
[…] entre la calma y la ansiedad»; sin embargo en otras ocasiones se
cosifican «Su corazón se detuvo unos
instantes, pues, y en seguida volvió a reiniciarse, como esos colapsos
inexplicables que sufrían a veces los ordenadores…».
Del
mismo modo, el nombre es un importante distintivo de la realidad desdoblada del
mundo en el que se desarrolla Lucía, si a veces se llama Turandot, su
enamorado, Braulio Botas, es Calaf, como su pájaro actual, como el protagonista
de la obra de Puccini y como su primer pájaro. Por el contrario, están los
innominados, aquellos que no merecen existir, en Que nadie duerma, se trata del exjefe de las oficinas de Lucía «las sombras de los indigentes inclinándose
sobre el cuerpo del cabrón como animales hambrientos sobre un pedazo de carroña».
Otras
veces sube al taxi «gente misteriosa,
oscura, transmisora de un malestar indefinido…».
Y
aquí reside la genialidad de nuestro autor; al final, todos aquellos en los que
Lucía detectaba algo en común, todos aquellos que emanaban de su contacto un
rechazo, todos aquellos que parecían buenas personas y todos los que no lo
eran, se unen para ayudar a que la protagonista pueda llevar a cabo su
metamorfosis; de hecho, como persona se va deteriorando, sin embargo sus
cualidades de pájaro aumentan, como la fuerza, la facilidad para adaptarse a
cualquier cambio en el ambiente, la ligereza de su esqueleto y la forma de
alimentarse.
Millás
consigue, como nunca, un desenlace espectacular.