sábado, 10 de junio de 2023

BESOS, BESITOS, BESOTES


Nuevamente quiero agradecer a Babelio y a su Masa Crítica, el inmenso regalo que supone recibir un libro. En este caso, al ser una edición infantil y juvenil, el reconocimiento viene acompañado de una enorme emoción: dentro de poco podré contar este cuento. Besos, besitos, besotes me atrajo, indudablemente, por el título; creo que, por muchos que demos o nos den, siempre son pocos.

El cuento consta de un texto en verso, ilustraciones y música. Tres apartados que no se pueden separar, aunque Laura Vila sea la responsable de la letra, música e interpretación y Violeta Cano la encargada de ilustrarlo. Ambas, Laura y Violeta, han demostrado una compenetración fantástica. La editorial Pijama Books debe sentirse afortunada por contar con ellas.

Los dibujos de Violeta abren un mundo en el que solo hay cabida para el amor. Un mundo que refleja a la perfección la poesía de Laura:


Pestañeas en mi moflete

y mi corazón explota como un cohete.

Los dibujos nos introducen en lo más íntimo del ser humano, ese espacio entrañable que nos parece exclusivo. La ilustradora, no cabe duda, cuenta con una sensibilidad especial pues ha captado, con sencillos trazos, la finalidad de la historia que cuenta la escritora: Acentuar la importancia del contacto físico desde el momento en que nacemos. Los niños crecerán más seguros, con menos miedos, más felices, menos caprichosos.

Los versos de Laura, plenos de ingenio y humor, dejan constancia de la alegría que supone estar con un bebé. Vemos la alegría de la madre que besa los pies de su hija porque nada le parece mejor


Me encantan tus besos

me saben a queso

Asistimos emocionados a la imagen de esa niña que, feliz, chupetea la cara de su padre hasta quedarse dormida en sus brazos con su canción preferida.

Presenciamos el besito de esquimal que la abuela comparte con su nieta hasta que, en ambas, arranca una sonrisa.

El beso en la cara, de un niño a otro, para que sienta cosquillas en forma de revoloteo.

El beso que de forma fugaz se dan los hermanos y aun así perdura.

Besos en la mejilla que, aunque algo molestos por absorbentes, van dirigidos a los que queremos, y ellos lo saben.

Son besos, besitos y besotes acompañados de abrazos y calor para que los niños se sientan alegres, aprendan qué es el cariño y encuentren el significado de protección; para que los padres y abuelos sean felices. Un beso dura un instante. Un abrazo, puede que dos. Un achuchón, a lo mejor, tres instantes. La sensación de plenitud en los niños y en los padres es para siempre.

Laura Vila sabe qué debemos hacer con los niños; nos recuerda que solo los niños abrazados podrán abrazar cuando sean adultos. Los niños felices serán los adultos que hagan felices a quienes tengan a su alrededor.

Y Violeta Cano nos muestra cómo hacerlo. Sus imágenes, redondeadas, perpetúan la inocencia del bebé a lo largo de toda la infancia. Los colores fuertes, vigorosos, aportan cierta grave sonoridad, profunda. Y el conjunto de la ilustración, las formas y sus tonalidades evocan al mismo tiempo rotundidad y suavidad; como los sentimientos que despiertan los niños.

El formato del libro es cuadrado, compacto, pequeño, de hojas gruesas y puntas redondeadas; adaptado para los párvulos de casa. Destaca, sobre todo, el color amarillo en su variedad más cálida, que confiere una total armonía al conjunto.

No hay sombras; no son necesarias para conseguir que las ilustraciones adquieran volumen; de esta manera el significado es el que es, sin matices; desaparecen las diferentes intensidades de color y con esto Violeta despierta sentimientos fijos, consolidados.

Los dibujos destacan sobre fondos bastante uniformes que recrean el ambiente: fondos de color rosa para acercarnos a la jovialidad infantil; fondos en verde, porque no se nos escapa la importancia del contacto con la naturaleza en los niños; fondos en rojo, para que la acción a la que invita ese color vaya siempre unida a los niños.

En las figuras, que resaltan de ese horizonte simbólico gracias al perfilado grueso, también predominan los verdes, rojos y amarillos por lo que asociamos rápidamente las imágenes al crecimiento infantil, al aire libre, a la actividad y pasión de los niños. Cada página se relaciona con la felicidad y la armonía presentes en el ambiente infantil. Y, para terminar con el color, llama la atención la piel de todos los humanos; tanto niños como adultos lucen un cutis rosado, símbolo de la jovialidad e inocencia propias de los más pequeños, cualidades con las que siempre deberíamos acercarnos a ellos.

Creo que si Laura Vila ha expresado a la perfección, con palabras, qué es los mejor que podemos ofrecerle a los niños:


Me plantas los morros en la mejilla

y pones cara de pescadilla

Violeta Cano ha reflejado gráficamente la idea para que, si el niño es muy pequeño, no necesite leerlo para entenderlo. A cualquier edad se pude manipular Besos, besitos, besotes para sentir la felicidad que han conseguido transmitir sus autoras.

Y, si el formato es bastante tradicional, encontramos un tercer lenguaje que lo hace más novedoso pues, al escrito y al gráfico se une el musical gracias al avance tecnológico. Con cualquier teléfono móvil actual podremos escanear el código QR que, en este caso, ha almacenado el texto, cantado por la propia Laura. Todo un acierto que contribuye a potenciar el desarrollo auditivo, sensorial, motriz y social del niño.

Estos beneficios influyen a su vez en la expresión emocional de los peques y, por supuesto, de los adultos que compartan este o cualquier otro libro de la editorial Pijama books.

Multidiversión y multiestimulación aseguradas.

Momentos mágicos para comunicarse con los más pequeños de la casa.

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