Está claro que al
hablar no nos comportamos igual si tenemos delante una cámara. Al hacernos una
foto, posamos para que se refleje lo mejor de nosotros mismos. Al grabarnos en
vídeo nos esforzamos en vocalizar, mantener la postura correcta, sonreír y mostrar
naturalidad. Las ideas han de estar organizadas si pretendemos quedar
satisfechos con el resultado.
Esto es lo que le
ocurre a la protagonista de Lecciones de amor en Bali, Marina,
que decide grabar un vlog para beneficiarse a sí misma y conseguir mayor
autoestima, «se siente paralizada y sin
ideas. Además su sentido del ridículo no para de aguijonearla como si le
hubiera salido un horrible grano en la barbilla».
Miguel Griot
es un defensor de los derechos humanos; lo descubrimos en Iqbal Masih, lágrimas, sorpresas y coraje, cuando nos sensibilizó
para promover la inserción social al mismo tiempo que denunciaba la esclavitud
infantil. La obra de Iqbal Masih constituye una mezcla de novela y documento
periodístico, no apto para acallar conciencias, totalmente recomendable.
En Once contra uno, el autor experimenta
con la representación teatral para advertir a los jóvenes de las condiciones
sociales que algunos deben afrontar y de la presunción de inocencia de todos,
da igual la raza, etnia, religión o nivel social, hasta que no se demuestre lo
contrario.
Con El plan A, Miguel Griot es consciente de
vivir en una sociedad en la que lo importante es la imagen y el qué dirán, por
lo que propone diferentes maneras de enfrentarse a la vida según hayas o no triunfado.
Datos reales y psicológicos encuadrarán esta obra como una autoayuda.
En Lecciones de amor en Bali, Griot se
mantiene fiel a su forma de vida y a su literatura. Ahora la autoayuda no viene
sola; también en los demás podemos encontrar la seguridad que nos falta para
actuar y ser felices.
En esta ocasión,
Marina es una joven, hija de divorciados que vive rodeada de posibilidades
económicas, pero su inseguridad emocional hace que no se sienta a gusto consigo
misma. Decide empezar un vlog aprovechando unas vacaciones en Bali, residencia
donde su padre está trabajando como ingeniero. Pero algo dará la vuelta a su
vida. Nada es lo que ella creía. Necesitará la ayuda de personas cuya lucha
tiene que ver con la supervivencia, no con los problemas más superficiales a
los que ella estaba acostumbrada. Traficantes de arena, corrupción policial y
estatal, amenazas de muerte… Las islas paradisíacas de Indonesia pueden ser un
infierno para muchos de sus habitantes «Sin
el menor disimulo el funcionario coge el sobre, lo abre y lo cuenta».
Cuando Marina es consciente de la realidad, no duda en creer en ella misma,
aprovechar la ayuda que le ofrecen sus verdaderos amigos y poner su granito de
arena para salvar el planeta y de paso adquirir seguridad en sí misma.
El diseño de esta
historia está conformado, entre otras razones, para encontrar lo positivo en el
uso de las redes sociales «grabar este
vídeo y subirlo a YouTube equivale a salir de mi zona de confort». Y por
supuesto, para apoyar a los adolescentes en su desarrollo personal y social.
Que sean conscientes de la importancia de tener autoestima y establecer
relaciones que impliquen tomar decisiones, para llegar a experimentar una vida
con éxitos que merecen la pena.
Con la ayuda del
vlog, Marina es capaz de superar sus sentimientos negativos, la inseguridad que
siempre la ha acompañado y llegar a valorarse realmente.
A través de las
redes sociales conecta con sus seguidores mientras fortalece su identidad.
A través de los
vídeos que graba, facilita la comunicación y la interacción con jóvenes de
todas las partes del mundo. Marina se siente acompañada, a pesar de la
distancia, y poco a poco percibe que su labor está siendo fundamental en la
conservación del planeta «vuestra labor
de difusión será fundamental, que compartáis mis vídeos […] hará que mucha más
gente sea consciente de lo que está pasando».
Lo curioso es que
al tener una meta concreta ella se valora más; esto da sentido a la pregunta
que constantemente se hace: «¿Qué haría
una persona que se ama». La novela es un ejemplo perfecto para explicar
este concepto algo abstracto para los jóvenes, ¿qué quiere decir quererse a uno
mismo? Al leer Lecciones de amor en Bali
encontramos la respuesta, y no tiene que ver con lo que ahora está tan a la
orden del día. Quererse a sí mismo no es cuidar el cuerpo sometiéndolo a
entrenamientos de ejercicios y dieta incansables. Quererse a sí mismo es
encontrarnos bien donde quiera que estemos, lo que implica no dañar a nadie ni
a nada. Vivimos rodeados de naturaleza que nos proporciona recursos increíbles
e influye en nuestra forma de vida. Vivimos abrazados por gente que merece
nuestro apoyo y cariño.
A largo de la
novela, Marina se da cuenta de lo maravilloso que tiene a su alrededor y del
peligro que corre ese paisaje, por lo que decide compartir sus grabaciones para
que lleguen a todos los rincones del mundo. Marina utiliza las redes sociales
con el fin de que otros jóvenes se movilicen y actúen según sus posibilidades «Por eso os invito a que […] reaccionéis a
esta vídeo de forma más creativa. Salid de casa, id a la playa […] al parque o
al bosque […] hasta que descubráis algo que os llame la atención […] haceos una
foto para subirla a las redes sociales con la etiqueta #NoTienePrecio y un
enlace a este vídeo».
El mensaje que
lanza la protagonista rompe barreras geográficas y conecta con todo el mundo,
incluidas las autoridades de Bali que a pesar de tener implicados corruptos en
el trato de la arena, se disponen con rapidez a encarcelar a cualquier
involucrado.
Es cierto que habrá
más desfalcos, más corrupción, pero lo importante es dejar en los jóvenes la
conciencia de lo que está bien, que no es otra cosa que actuar con lo que nos
rodea de la misma forma que actuamos con nosotros mismos.
La importancia de
Internet va más allá de subir experiencias personales; es una poderosa
herramienta que permite conectar con otros y tener oportunidades de acción que
impulsen la creatividad y la autoestima «y
cuando terminé de vestirme lo tuve aún más claro […] No quiero que mi
autoestima dependa del juicio de otra persona».
Normalmente los
jóvenes son inseguros. Marina lo es, por eso cuando es consciente de que sus
vídeos son vistos por miles de personas deja salir a flote sus complejos «habrán percibido mi falta de frescura…» pero
pone fin a su represión haciéndose ver qué es lo importante. El uso de la
tercera persona para referirse a sí misma la ayuda a ver la importancia que ha
adquirido, «Esos seguidores está ahí por
ti, por cómo eres y por cómo lo cuentas».
El estilo de Miguel
Griot engloba términos de la jerga juvenil «pues
le interesaba entre cero y nada», «me da mucho yuyu», «sin agobios y de chill»; anglicismos usuales entre los más
jóvenes «Oh, yeahhh!»; expresiones de
clase social alta «cada tres palabras
mete un cool (guay) o un ¿sabes qué te digo?»; apodos localistas «No está mal la bulé» o términos
indonesios «marung»; descripciones de
acciones, «se muerde el labio y arruga la
nariz» que denotan pensamientos o sentimientos; frases repetitivas que
promueven la reflexión «¿Qué haría
alguien que se ama?»; capítulos cortos, que facilitan un ritmo rápido de
lectura; títulos de algunos capítulos como partes de un vídeo blog,
concretamente los que tienen como tema central las actividades que Marina graba
en algún momento «13 #POTATOHEAD» y
que se diferencian en que los demás solo van numerados «14». La presencia de las redes sociales es fundamental, pues, en
la historia, de hecho términos como “YouTube” o “deep mets” son usuales.
Lecciones
de amor en Bali es algo más que lecciones de amor. Asistimos a los primeros
escarceos amorosos, es cierto, de Marina y Ananda, un chico balinés, pero
Miguel Griot transmite en la novela el amor por la naturaleza, el amor hacia
quienes nos rodean y sobre todo el amor hacia nosotros mismos.
Mediante
la lectura seremos conscientes de que hay diferentes formas de vida, relacionadas
con los estudios o con el trabajo y todas son perfectamente válidas y
respetables: «Venimos de caminos muy
distintos (sin duda, el suyo mucho más difícil)».
Tras la lectura nos sentiremos parte de este mundo tan diferente, de tradiciones tan distintas y de personas tan iguales.
Qué puedo decir, Beatriz, me has vuelto a emocionar. Muchísimas gracias por la reseña, prácticamente un pequeño ensayo de la novela. Una foto con cabeza y corazón de lo que quería contar y cómo. Un enorme acicate para seguir escribiendo. Muchas gracias de nuevo.
ResponderEliminar