“Hamlet” es probablemente la obra
más representada, versionada y estudiada de la literatura universal. Por lo
tanto apenas podremos aportar nada nuevo de ella; no importa, merece la pena
leerla, releerla e interpretar algo diferente, porque siempre descubriremos en
esta tragedia particularidades que nos sorprendan. Nada voy a comentar de las
fuentes de la obra, ni de las influencias que, desde 1602, han ido ejerciendo
en múltiples autores (Allan Poe, Becket, García Lorca, se me vienen a la
mente). Nada comentaré del papel de Ofelia, víctima callada del destino. Si
alguno de vosotros quiere abordar los temas, estaré encantada de abrir otra
página.
Como obra clásica, ostenta por
título el nombre de su protagonista; esto hace que quien esté poco
familiarizado confunda, a veces, cuándo se habla de la obra y cuándo del
protagonista. Por eso es conveniente su lectura.
La obra de teatro es la tragedia
del príncipe Hamlet (hijo del rey de Dinamarca, Hamlet, y de la reina Gertrud),
universitario que debe regresar a su hogar porque su padre ha muerto y su madre
se ha casado con su cuñado Claudio. Una vez allí intuye que los asuntos
familiares no marchan según debieran
“Muerto hace sólo dos meses –no,
ni siquiera dos– Amaba a mi madre.
Tanto, que no habría dejado al viento rozar sus mejillas […] ¡Dios! Una bestia
privada de razón habría llevado luto más tiempo…”
Intuye que los asuntos sociales y
políticos llevados por su tío, el rey Claudio, pueden ser reprochados
“… que esta costumbre, más
decoroso es quebrantarla que observarla. Estas orgías licenciosas son causa de
crítica y deshonra desde oriente a occidente”
El comportamiento del nuevo rey
le hace dudar de su honradez (de ahí que aparezca el espectro del rey Hamlet
para asegurar a su hijo que fue asesinado y pedir su venganza). Y como también
duda de la realidad de la aparición, decide fingirse loco para actuar y hablar
con total libertad hasta descubrir la verdad. Por eso le pide a su íntimo amigo
Horacio que no lo delate
“… jurad que nunca, y el cielo os asista, por
muy extraña que os parezca mi conducta (y quizá en lo sucesivo considere
oportuno vestirme de lunática actitud) […] afirmaréis saber de mí.”
Efectivamente, como “loco” puede
burlarse de Polonio, padre de Ofelia y Laertes, o del propio rey (en su afán de
medrar), recriminar a su madre y descubrir las intenciones de sus amigos
Guildenstern y Rosencrantz: “De donde se deduce que nuestros mendigos no son
sino cuerpos, y nuestros monarcas y héroes, sombras de mendigos.”
Pero sus dudas van en aumento,
por eso decide que una compañía de cómicos represente el asesinato
“Arriba cerebro mío! [...] He oído que
quienes son culpables, ante una representación de la escena, hasta el punto han
llegado a proclamar sus delitos”
Y efectivamente, el rey suspende
la representación; la reina quiere hablar con su hijo para que pida perdón;
Polonio se ofrece a escuchar oculto para informar a Claudio, y Hamlet lo mata
creyendo que era el monarca
“¡Adiós, pobre idiota, miserable, temerario,
adiós! Os tomé por alguien de más rango”
Inmediatamente Claudio decide
enviar a Hamlet a Inglaterra con una carta en la que ordena su asesinato en
cuanto llegue. El príncipe, temiendo una venganza, abre la carta y cambia su
nombre por el de sus amigos, cómplices del rey. El barco es atacado por unos
piratas y Hamlet, ayudado por ellos, vuelve a Dinamarca. Mientras tanto,
Ofelia, abrumada por la situación se ahoga en el río, por lo que Laertes acude
a los entierros de su padre y hermana. El monarca aprovecha la circunstancia para
eliminar a su hijastro y le prepara un duelo con Laertes, quien llevará la
espada untada en veneno. Esto desencadenará la muerte de los reyes, de Laertes
y del propio Hamlet.
Uno de los temas de la obra es la
ambición de poder y sus consecuencias: corrupción moral y política, venganza,
dolor, desvirtuación de la amistad y del amor… Sin embargo el protagonista
Hamlet es el prototipo del hombre renacentista: noble, conocedor del ser
humano, profundo humanista y diestro en armas y letras. A Hamlet le disgusta
tremendamente la simpleza, el querer aparentar, la falta de expresión, la
adulación gratuita. En las ironías que usa ante los que se comportan de esa
manera, es donde reside mayormente su “locura”. Hamlet no está loco, y lo dice
en alguna ocasión
“Yo sólo estoy loco con el nor-noroeste, pero
si sopla del sur distingo muy bien entre
un halcón y una garza.”
pero no lo
creen (o no quieren creerlo), porque no entienden los sarcasmos dirigidos a
quienes se pretenden cultos, importantes, nobles o amigos.
Hamlet es un
mito porque pasarán otros cuatrocientos años y el Hombre volverá a sentirse
identificado con él. El mito de Hamlet representa la duda ante situaciones en
las que tenemos que elegir entre lo que nos dicta la Razón o la Pasión, entre
lo que es realidad o sueño, ficción. Hamlet es el mito del hombre indeciso,
melancólico; su angustia (que deriva de la duda) es su verdadera tragedia
porque lo lleva a un pesimismo constante fruto de su desconfianza en el ser
humano.
En este
sentido, Hamlet es también prototipo del hombre barroco. Sin embargo en la
Escena I del Acto V, cuando Hamlet habla con el sepulturero que prepara la
tumba de Ofelia, comenta al ver la calavera del bufón Yorick:
“¿Dónde están tus chanzas? ¿Dónde las
piruetas y tonadillas? ¿Dónde las salidas de tono que hacían desternillarse de
risa a todos los comensales?”
que nos
recuerda el ubi sunt? medieval.
Y en la
templanza ante el ataque de Laertes
“Os lo ruego, apartad vuestras manos de mi
garganta. Pues aunque no soy irascible ni violento, hay en mí algo de peligroso
que vuestra prudencia debe temer,”
reconocemos al
hombre moderno, razonador. Hamlet es pues, atemporal. De hecho aunque sus
circunstancias sean las cronoespaciales de finales del xvi, podemos trasladarlas a nuestra época sin ningún
problema.
El príncipe
Hamlet es universal porque siempre habrá un álter ego del espectador, un
Horacio que cumpla sus deseos
“…y vive, vive, respirando la amargura del
mundo alrededor para que puedas contar mi historia.”
Fantástico trabajo! Es magnífico poder comparar de lo que se está hablando con el pasaje al que haces referencia.
ResponderEliminarUna temática que nunca dejará de estar de actualidad. Ahí reside la genialidad de los genios, en dotar a sus obras con la inmortalidad artística.
Gracias por este nuevo aporte. Te seguimos!!
¡Gracias! En realidad sólo son dos o tres ejemplos para que os entre una curiosidad desbordante y leáis la obra. El vocabulario no presenta demasiada dificultad y los recursos literarios son inmejorables. De verdad, no se puede dejar de leer. En esta reseña he tratado el significado del mito, podemos analizar las influencias que ha tenido a lo largo de la historia en la diferentes artes. Podemos tratar temas de total actualidad como el suicidio o el papel de la mujer, o la corrupción política, o el amor, o la amistad... En fin, da para mucho.
ResponderEliminarSeguid leyendo.
¡Me ha encantado! :)
ResponderEliminar¡Gracias! Si leemos en cualquier sitio, Hamlet aparece de alguna manera. Puede que dentro de poco abordemos Otelo.
ResponderEliminarSigue leyendo. A estas alturas es mi mejor consejo.
¡Vaya, vaya!, ¡esto de contar con actores es un lujo! Gracias, Sergio, por tu aportación. Ahora no me da tiempo a ver la obra, pero esta tarde o mañana la veré y te diré qué me ha parecido.
ResponderEliminarSeguimos leyendo.
Quería aportar la influencias artísticas del mito de Hamlet en la posteridad y actualidad:
ResponderEliminarEn el terreno artístico, debemos destacar la figura de Eugéne Delacroix (1798-1863), pintor romántico francés. Delacroix realizó dos versiones sobre Hamlet en el cementerio. La figura de este joven príncipe medieval se consideraba el prototipo de la personalidad romántica: el joven atormentado por la duda, entre dos mundos, el real y el de ultratumba, el cual duda entre si lo verdadero es su intución y su pensamiento o lo que le dice su corazón, acosado por el deseo incestuoso, la pasión no correspondida de Ofelia, el asesinato de su padre, la traición de sus cortesanos... El hecho se consideraba de la más rabiosa modernidad y todos los admiradores de Delacroix se sentían identificados con este príncipe taciturno que se sienta sobre una tumba del cementerio para reflexionar sobre la existencia.
Otro de los personajes que se trataron en la pintura fue el de Ofelia, sobre todo a propósito de su muerte. La versión más conocida es la de John Everett Millais, en 1852.
Debemos destacar también la escultura en bronce de Hamlet que realizó Emile-Antoine Bourdelle en 1891.
En el terreno cinematográfico señalaremos en 1900 "Le duel a Hamle"t, donde Sarah Bernhardt realiza el papel protagonista (fue la primera actriz en representar tanto el papel de Hamlet como el de Ofelia). En 1942 Ernst Lubitsch dirige la comedia "Ser o no ser".
Una de las versiones más conocidas e importantes de Hamlet es la dirigida y protagonizada por Laurence Olivier en 1948, y que fue ganadora de cuatro óscar. Y la película finlandesa "Hamlet va en viaje de negocios", de Aki Kaurismäki, donde el mito se traslada a nuestros días.
Por otra parte habría que señalar, de los directores Roger Allers y Rob Minkoff, la película de animación de la factoría Disney de 1994 titulada El rey león, en la que varios animales de la sabana africana viven la historia shakesperiana.
Por último recordaremos que en un capítulo (el episodio 283) de Los Simpsons parodian la historia de Hamlet, en ella Bart Simpson representa al Príncipe Hamlet.
En el terreno musical Robert Schumann (1810-1856) escribió una Sinfonía de Hamlet. Ambroise Thomas realizó una ópera "Hamlet" en cinco actos. Tchaikovsky (1840-1893) compuso un poema sinfónico Hamlet. Y entre la música compuesta para el cine, destacan la de Shostakovich (1906-1975) para la versión rusa y la de William Walton (1902-1983) para el Hamlet de sir Laurence Olivier. Entre las composiciones dedicadas a Ofelia, destacan La muerte de Ofelia de Berlioz (1803-1869), una balada para coro femenino y orquesta, además de las Cinco canciones de Ofelia de Johannes Brahms.
Referencias: http://letras-littera.blogspot.com.es/2012/03/mitos-de-la-literatura-hamlet.html
¡Muchísimas gracias por tus aportaciones! Son muy valiosas para entender mejor el alcance de este mito con el que todos, antes o después, nos sentimos identificados, al menos en algún momento.
EliminarMe gustaría comentar que yo no veo el deseo incestuoso del protagonista; es verdad que a su novia Ofelia no le hace demasiado caso ni muestra verdadero interés, pero esto puede ser porque lo único que le interesa a lo largo de la obra es descubrir la verdad sobre la muerte de su padre, de ahí que sufra al ver a su madre con su tío como si no sintiera la muerte de su marido, y de ahí que se debata entre el amor y el odio al cerciorarse de la implicación de ella en el asesinato (al fin y al cabo es su madre). Pero no veo más allá, puede que se me escape, por lo que si crees que sí desea a su madre, dímelo y lo releo
¡Mª del Mar!, le he dado a publicar antes de tiempo y me gustaría decirte que tomo nota de la película finlandesa, a ver si puedo verla.
ResponderEliminarA ti te recomiendo la comedia de Lubitsch, es genial.
¡Seguimos leyendo!