miércoles, 3 de enero de 2024

MATHLAND

Comienzo el año 2024 agradeciendo de nuevo a Babelio su ayuda en mis lecturas. Con la última edición de 2023 de Masa crítica, he ampliado mi abanico leyendo un cómic fabuloso. Gracias de todo corazón y gracias a ECC, pues me ha introducido de lleno en el mundo de las historias ilustradas.

Usando un título que tiene algo de clásico, parte de un acróstico y terminación anglosajona, que ya tenemos asumido todos que indica país, nos encontramos en Mathland, el país de las matemáticas. De manera fantástica, a ese lugar llega Alan, un chico que se cree incapacitado para esta ciencia hasta que vive en persona lo que ocurre con las potencias, qué son, qué pasa con los números positivos y negativos, por qué hay unos números que son constantes, qué función tiene en nuestra vida diaria la forma de lo que nos rodea, la importancia de la razón y lo irracional… Con Alan nos damos cuenta de que ese mundo abstracto de las matemáticas es mucho más concreto de lo que creemos. Nada es porque sí, todo tiene una explicación y solo hemos de razonar para encontrarla.

Teniendo en cuenta que en el instituto, normalmente, las matemáticas suelen presentar un rechazo por parte de los alumnos, sería conveniente que, cuando terminasen su educación primaria, los niños leyesen Mathland, en verano, para familiarizarse con algunas operaciones y conceptos mucho más cercanos de lo que piensan.

El libro tiene 160 páginas de 21 x 15 centímetros, con tapa blanda y cubierta con solapa. Es manejable y atractivo. En la portada vemos a Alan, en actitud segura, rodeado del resto de personajes. Los colores son vistosos, predominando el blanco y el azul claro brillantes, donde la gama que va del verde amarillento al violeta aporta una total sensación de amplitud y frescura. Hay todo un mundo por descubrir en Mathland.

La contraportada mantiene los colores fríos blanco y azul de fondo, sobre los que hay escritas dos informaciones destacadas: una sinopsis y algunos datos de Pedro A. Martínez. En la solapa de la cubierta, el autor se presenta a sí mismo e informa de su intención al crear Mathland. También se presenta Sonia Müller, como dibujante de cómics y estudiante de física, carrera que abandonó por la de Art Gráfic, pues no entendía las matemáticas. Confiesa que esto fue antes de leer este libro.

Con Alan descubriremos por qué los números primos se llaman así y cuáles son, descubriremos nombres curiosos que podrán usar en la vida diaria «Os lo he dicho un gúgol de veces», descubriremos la magia del cuadrado y, por lo tanto, de las potencias «Pero no hay manera de construir un cuadrado con 2 o 3 piezas. Por eso 2 y 3 nunca serán cuadrados perfectos».

Cuando Alan llega a Mathland conoce a Zero y a las pequeñas unidades enteras, seres ambicionados por la reina Enteralia desde que fue consciente de sus propiedades mágicas. Alan ayudará a los habitantes de este país a conseguir un talismán, que podrá apartar a la reina de sus intenciones y devolver a nuestro protagonista a su mundo.

El argumento del libro tiene mucho que ver con el subtítulo: El enigma del talismán aritmético.

La Lógica hace que Alan discurra por Mathland para que todo gire como deba. Él cree que nada tiene sentido, sin embargo, Zero consigue que entienda el orden de las operaciones que pueden hacer con los números enteros y naturales. Una vez descubierto, podrá razonar con π diferentes acertijos e ir cambiando de lugar, hasta conocer el misterio del mago que ha apresado a Enteralia y Naturalia. También necesitará la ayuda de Aritmética y sus arcos vectoriales. De esta forma, uniendo a todos los que tienen que ver con la diosa Theano, Alan podrá hacer frente a sus inseguridades y entender su propio mundo, «Porque las mates están por todas partes».

ECC ediciones ha publicado este libro en diciembre de 2023 y constituye una revolución en la enseñanza (y acercamiento) de las matemáticas. El autor, Pedro A. Martínez, sabe de lo que habla: es doctor en Matemática Aplicada y profesor, en instituto y universidad, por lo que se habrá encontrado más de una vez ante el rechazo de esta asignatura por parte de los alumnos. Nos cuesta entender lo que no vemos, por eso es difícil aprovechar ciertos axiomas, leyes y reglas matemáticas a fuerza de memorizarlos. La idea de este profesor es magnífica, más aún cuando la propia estructura del cómic permite asimilar poco a poco los conceptos mientras disfrutamos del texto.

Mathland está dividido en once capítulos, cada uno protagonizado básicamente por un personaje, del que nos informarán, al comienzo del apartado, sobre alguna propiedad que tiene en el cómic y su importancia en la realidad del mundo matemático; así sabremos que Alan es un joven curioso aunque confíe poco en sus capacidades y, relacionado con las matemáticas, fue el nombre del que inventó uno de los primeros ordenadores, facilitando el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Conforme vamos leyendo capítulos, el nivel va creciendo; así, el capítulo 6, “El libro de Hipatia”, nos presenta a PHI, un personaje que puede volar a gran velocidad y camuflarse en la naturaleza; en Matemáticas, φ es un número irracional relacionado con la sucesión de Fibonacci.

Mathland es un libro didáctico, aprenderemos y comprenderemos muchas ideas nuevas como que el 0 es un número par, «¡Los pares son el resultado de multiplicar por 2 un número entero!», pero ante todo es un cómic, por lo que nos divertiremos con la aventura de Alan y nos asombraremos con las imágenes de Sonia Müller. Está claro que a esta ilustradora de Barcelona le gusta el manga. Los dibujos de Mathland participan de algunos de sus rasgos: La expresividad de los ojos es evidente, casi todos los personajes los tienen grandes pero con pupilas diferentes, es casi como una marca personal, desde las más redondeadas de Pi hasta los ojos sin pestañas de Zero; en cualquier caso a través de los ojos vemos de forma categórica sus emociones.

Las siluetas, sin tener la estilización de los mangas, son delgadas, aunque destaca Naturalia por sus formas redondeadas y generosas, haciendo indudablemente honor a su nombre. Y como Naturalia está en juego, los escenarios naturales conviven con aquellos que podemos denominar futuristas; asimismo encontramos personajes ataviados con ropas más antiguas y otros que van vestidos según especulamos cómo serán los soldados del porvenir.

Las ilustraciones son en blanco y negro, aunque a veces encontramos páginas coloreadas en las que el contraste es evidente, consiguiendo imágenes de gran fuerza y alegría. El cómic se hace agradable de leer. La narrativa visual es fundamental para Müller, las viñetas están perfectamente separadas y mantienen un orden lógico, destacan las onomatopeyas, escritas en grande para causar mayor impresión.

También algunos croquis o planos facilitan la resolución de los enigmas propuestos y la comprensión estructural de algunas figuras geométricas. No cabe duda, es un cómic diferente y recomendable.

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