domingo, 27 de noviembre de 2022

LA CRIPTA NEGRA


Hasta casi el final de las 285 páginas se mantiene la tensión de esta novela, porque la historia está tan bien hilada que hasta los sucesos inexplicables tienen aclaración. Hay que leer, entera, La cripta negra para entender la trama, entonces incluso no nos extrañará que un chico tenga visiones paranormales, visiones que lo ponen en contacto con fallecidos cuyas muertes han estado envueltas en el misterio. El poder de la clarividencia es uno de los dones que muchos querrían poseer. No es el caso de Daniel Villena quien, a pesar de que lo tiene, le gustaría no conocer determinados hechos que lo asustan y, sobre todo, lo hacen sufrir.

Daniel es un chico de veinte años que desde casi siempre ha podido ayudar en investigaciones policiales que han quedado estancadas. Los muertos acuden a él reclamando justicia.

La clarividencia, en el mundo real, podría despertar en algunos cierto escepticismo, lo que no cabe duda es que es un recurso fantástico para la literatura. Juan Ramón Barat lo sabe, por eso, desde que escribió Deja en paz a los muertos, con un Daniel Villena de 16 años sufriendo al introducirse en el más allá, ha desarrollado una saga. En La cripta negra Daniel es ya estudiante de periodismo; debido a su inteligencia le surge una oportunidad para ir a México con un grupo de profesores y arqueólogos. Van a abrir un sarcófago encontrado en una cripta recientemente hallada en las pirámides de Teotihuacán.

Paralelamente, en Madrid, él está sufriendo visiones de un chico que, tras señalar un punto determinado, se lanza al vacío desde la azotea de un edificio.

Una vez en México, Daniel se da cuenta de que los problemas que surgen al encontrar la tumba vacía están relacionados con sus visiones. Y así comienza otra nueva aventura para este joven, esta vez sin Alicia, su novia, que lo había acompañado siempre con gran intuición y perspicacia

Alicia desapareció de la pantalla y yo me quedé esperando como un bobo […]

—Magnífico, esa es la palabra que debes buscar

[…]

—Eres increíble

—Y tú un alma cándida

Barat consigue, con esta saga, favorecer el hábito lector; el léxico es actual, adecuado, va evolucionando con el personaje aunque no incide en la jerga juvenil, por lo que asegura un uso más formal y un progresivo perfeccionamiento del protagonista al ir asimilando más cultura; en ningún momento resulta pedante, todo lo contrario, es fácil empatizar con él y con su familia, pues representa un grupo bastante normal exceptuando al propio Daniel y su capacidad que es, no obstante, la que da un plus de tensión a las novelas, «El sol […] estaba circunvalado por una serpiente enroscada cuyas plumas en forma de cresta parecían rayos luminosos. Recordé mi sueño del sarcófago y la momia, y me estremecí». El misterio de la cripta negra, y lo sobrenatural que hay en ella, se unen a problemas actuales como la corrupción de las altas esferas policiales o políticas. Todo esto favorece el pensamiento crítico de los jóvenes lectores.

Mientras intentan resolver el misterio que alberga la cripta, los chicos muertos el día del solsticio de verano de diferentes años pasados se le aparecen a Daniel para que pare el horror que, no cabe duda, continuará el 21 de junio actual con «aquel joven que se había aparecido […] un fantasma de humo que incluso había llegado a susurrarme una frase escalofriante “no quiero morir”».

Podemos encuadrar la trama en la novela detectivesca, en la que el protagonista, Daniel, investiga un suicidio que podría no haberlo sido; para ello estudia minuciosamente el espacio donde ocurrió. De esta manera, mediante la observación y el análisis resuelve el enigma que un muerto le plantea. Como en los casos anteriores, La sepultura 142 o Llueve sobre mi lápida, el enigma consiste en crímenes que, en este caso, puede resolverlos con ayuda de Valeria, la chica mexicana que lo lleva a donde él le indica.

La estructura de la novela está muy bien ideada pues la trama se construye en torno a un secreto, oculto para el lector y para el protagonista quien, conforme avanza el argumento, lo va desvelando. El narrador es el propio Daniel, por lo que el punto de vista es bastante subjetivo, tanto cuando cuenta su propia historia como en sus descripciones.

En la narración encontramos digresiones históricas con las que aprendemos sobre la cultura nahualt, otras éticas en las que Daniel valora la amistad, el cariño familiar y la fidelidad a su pareja. Hay digresiones mitológicas que aportan el ambiente mágico, «en todas estas dualidades siempre figura el Padre Sol, que es invariablemente el dios fecundador de la vida, el origen de todo». Asimismo las digresiones simbólicas desarrollan la ocultación, «Es el color de la vida (el rojo) y de la eternidad. Como el color que tuvieron en su día estas paredes, cuando fueron pintadas con la sangre humana de gente sacrificada al dios Ometeotl». Por otro lado, la curiosidad del lector se acrecienta con algunas digresiones basadas en celebraciones tradicionales, «La alegría de los vivos había tomado por asalto lápidas, tumbas, cruces y mausoleos».

Por todo ello podríamos incluir la novela de Juan Ramón Barat en lo que Poe llamó “cuento del raciocinio” pues el objetivo principal es averiguar la verdad de los sucesos a través de un proceso complejo que combina la intuición, la lógica, lo posible y lo imposible, la realidad y la ficción, consiguiendo una trama totalmente emotiva y humana, «su figura había comenzado a difuminarse […] tuve tiempo de advertir que su rostro expresaba un profundo terror […] De repente […] volví a leer los datos…».

Las visiones de Daniel, junto al diálogo abundante, aportan el ritmo y la tensión que pueden ralentizarse con los incisos. De hecho, el misterio y la angustia van creciendo de forma exponencial conforme se descubren nuevas pistas, probablemente porque hay quien no quiere que se desvele nada del secreto de la pirámide, «Estaba a punto de tocar aquel símbolo con mi dedo índice cuando una fuerza terrible me levantó del suelo y me lanzó contra la pared contraria».

Los personajes secundarios son fascinantes, pues aunque algunos exponen características sospechosas (o amables) en un primer momento, pueden evolucionar a lo largo del argumento hasta hacernos cambiar de opinión sobre ellos, «nos había tratado con bastante frialdad, como si no estuviera muy conforme con nuestra presencia».

Casi nada es lo que parece en La cripta negra. Habremos de leerla entera para entender qué ocurre durante el solsticio de verano, qué significa el sexto sol y quién tiene intereses ocultos. Mientras tanto realizaremos un viaje por México acompañados de fantasmas, esqueletos vivientes, momias que desaparecen, hipnosis, falsos suicidios, sensaciones paranormales, muertos que nos guían hacia el horror… Al final del camino todo tendrá sentido y Daniel podrá respirar, aunque parece que Barat no le va a dar mucha tregua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario