lunes, 25 de agosto de 2025

VOZDEVIEJA

Durante la lectura de Vozdevieja se apoderaron de mí sentimientos encontrados. He adorado a Marina, esa niña de nueve años, inocente, que se mueve como pez en el agua con su abuela, sus vecinas y, en general, todos los adultos que conoce pero, rehúye a los niños de su edad, se siente diferente ante ellos y procura evitarlos. Como consecuencias de esta actitud, Marina ha despertado en mí cierta compasión porque no disfruta de su infancia. En el colegio la llaman vozdevieja, por su tono algo cascado pero, indudablemente, por lo que dice. Es capaz de convencer a un adulto de algo que no es cierto sin que parezca una mentira, dando la dosis justa y creíble de realidad aunque le cueste trabajo enfrentarse o llevar la contraria a una amiga.

Marina es la voz de una adulta desde la perspectiva infantil. Es el pensamiento de una mujer en una cabecita inocente. Es la palabra de una niña que no quiere perder la esperanza. Es la rebelión de una pequeña ante su infancia traumática. Es la angustia de ser buena para que su vida sea más fácil. Es la congoja de una chiquilla al darse cuenta de que crecerá sola. Es la esperanza pueril al ser consciente de que puede encontrar una amiga. Es vivir una infancia dura, tormentosa que puede aliviar en su imaginación.

Hay muchas Marinas a nuestro alrededor, niñas y niños que viven con la incertidumbre de no saber qué ocurrirá mañana, quién cuidará de ellos ni dónde estarán. Para ellos la infancia pasa rápida y las ilusiones también


—Odio esperar a los Reyes Magos […] ya estoy pensando en lo que me voy a pedir.

—Venga, socia, no me digas que te tragas todavía esa pantomima.

Estoy sin argumentos, sin esperanza. No doy crédito a su brutalidad y sigo caminando

La vida está formada por momentos buenos y otros no tanto. Marina lo aprende a marchas forzadas y se aferra a los buenos con todas sus fuerzas porque es lo que ha visto en su madre y su abuela.

A la madre de Marina, soltera, le diagnosticaron una grave enfermedad cuando ella era muy pequeña, por eso ha tenido que pasar temporadas con su abuela esperando los resultados de las operaciones de su madre, los controles, las recaídas… Ha encontrado en Domingo, el novio de su madre, un amigo; alguien que la quiere, la divierte; es lo más parecido a un padre que conoce, pero no lo es y ella lo sabe. No tiene seguridad de lo que ocurrirá cuando su madre no esté definitivamente con ella. Por si acaso Marina madre ha dispuesto su bautizo y su comunión para el próximo año, de forma que pueda ingresar en un internado religioso si ella muriera. Y Marina lo acepta, lo asume y, dentro de su inocencia, intenta ver el mejor lado de la situación.

Vozdevieja es una novela dura aunque el humor fresco de la inocencia alivie en cierto modo las reflexiones que, por otro lado, están plagadas de terror y sexo, fruto de las revistas de Domingo, que ella descubre desde el primer momento, y de las películas que ven juntos.

Elisa Victoria ha supuesto para mí un descubrimiento. Con una narrativa dura y delicada pone en la voz de una niña de nueve años los pensamientos y vivencias de un interior algo adulto.

A través de Marina descubro la relación de la autora con su madre, un amor infinito y doloroso, una prisa por que pase el tiempo y todo haya quedado atado hasta que sea la niña la que le pida algo de calma. Disfrutan cada momento que pasan juntas aunque no hay relajación para ellas. La enfermedad, el sexo, la política, la inmigración, la soledad… Todo se despliega en la mente de una pequeña que no ha encontrado censura aunque, como la mayoría de los críos, la verdad que conoce sea a medias.

Su abuela no tiene problemas para hablarle de sexo, de partidos políticos o de su relación con su propia hija; son vivencias propias de adultos y aunque a su alrededor todos quieren que vaya a relacionarse con niños de su edad, Marina no se siente aceptada en ese ambiente.

Las experiencias de nuestra protagonista hacen que el lector mire hacia atrás y se vea reflejado en ocasiones. Siempre, el estilo fluido de Elisa Victoria es ameno, engancha y, aunque sepamos que el destino de Marina está escrito, estamos convencidos de que su madurez obrará el milagro final.

De manera algo brusca, su madre también la ha ido preparando para que salga ilesa de cualquier complicación «Mi madre empezó a prevenirme sobre los peligros de esta cueva desde que empecé a hablar. Me contó que algunos hombres se ponen locos por tocar a las niñas aquí y en otras partes […] que si tenía miedo me acercara a una mujer antes que a un policía en busca de ayuda…».

La autora plasma con facilidad algunas costumbres de un barrio de los noventa. La acción transcurre en Málaga pero creo que el verdadero espacio es interior, son las reflexiones de la niña ante lo que ocurre en un verano interminable de calor en el que las vecinas se relacionaban, hablaban y veían la televisión. A través de estas relaciones somos conscientes de los comienzos del socialismo y de la crítica obrera a la iglesia, pero es una crítica blanca, vista por una niña capaz de conectar con otra cuyos padres son de derechas y católicos.


Bueno, aquí están por fin los votantes del Partido Popular.

—¿En tu casa son del PSOE? —pregunta […] Pero son unos ladrones y unos sinvergüenzas.

—Mejor no te digo yo lo que pienso de tu abuelo, el general franquista en África.

—Sí, vale, mejor no, no me interesa.

Voz de vieja es un canto a la inocencia y a la convivencia total.

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