Acabo
de leer Permafrost, me lo ha regalado mi hija y espero de todo corazón
que nuestra relación no haya sido como la que la protagonista mantiene con su
madre. Lo espero porque al leer Permafrost
he sentido unas ganas inmensas de escribir sobre mis emociones; en muchos casos
me he sentido identificada, en otros no, afortunadamente, pero si me decido a
escribir será, como siempre, para mí misma (curiosamente también el psicólogo
me “recetó” que escribiera cuando me sintiera mal, y va bien; al final dejas de
pensar en lo que te atormenta, aunque sea por el hecho de no tenerlo que
escribir de nuevo).
Siento,
como la protagonista, que todo lo que nos va pasando a lo largo de nuestra vida
se va quedando en la mente, es como posos de un café que tomamos hace mucho
tiempo y cuesta trabajo quitar, están ahí, forman parte de nosotros y de
nuestra identidad.
También
estoy de acuerdo con ella en que la personalidad se forma con ayuda de quienes
nos rodean, por eso debemos dejar de lado a aquellas personas que nos hacen
sufrir, aunque a veces sea demasiado tarde, o nos dé miedo enfrentarnos a
determinadas situaciones que ya están marcadas por estereotipos sociales ¿qué
van a pensar de nosotros si actuamos como queremos? En fin, no voy ahora a
hablar de mis obsesiones, a pesar de que al leer esta novela he descubierto que
son bastantes.
Leer
Permafrost es como varias sesiones
con el psicólogo pero todas juntas, sin dosificar, de forma que el cuerpo se va
quedando helado hasta que, de manera catártica, rompemos esa capa de hielo, y
nos reímos… Porque Eva Baltasar
consigue tratar temas universales como la angustia ante la vida, la
incomprensión, los complejos, la depresión, las pesadillas, el suicidio, la
madre absorbente, el padre despreocupado, el sexo, el amor… y tanto dolor queda
expuesto a veces con ironía, muchas otras con humor y siempre de forma poética.
Aunque no faltan las críticas a una sociedad que hace sufrir a todo el que se
sale de la norma, impuesta por otro lado, hace cientos o miles de años y en
sociedades totalmente distintas a la actual
Entenderla
es más fácil de lo que ella cree. En cambio comprenderla es tan indeseable como
cultivar gusanos en una úlcera. Según ella, una lesbiana solo tiene suficiente
estabilidad para hacer la mona (de
Pascua)
Tampoco
faltan las críticas al organismo médico estatal, falto de preocupación por el
propio Gobierno «Para mayor seguridad
anulé la visita al dermatólogo y reinicié el proceso. Tenía por delante diez meses
de espera».
La
novela es un monólogo interior, de ahí que los diálogos, cuando aparecen, estén
construidos en estilo libre. Hay alguno en estilo indirecto, básicamente cuando
se trata de su sobrina «“¿Quieres que te
cuente cosas, tía?”, me pregunta mi sobrina desde la cama». Creo intuir por qué ese cambio cuando
se trata de la niña, pero lo dejaremos para comentarlo más adelante.
En
principio la protagonista piensa, más que relata, en el porqué de su continuo
malestar, la familia es el principal motivo, algún problema con su hermana
porque le achaca falta de sinceridad y madurez consigo misma
“¿Iglesia?
¿Te vas a casar por la iglesia […] Antes la veo en una reserva de la biosfera,
un zigurat, un santuario sintoísta […] “Claro. Queremos una boda romántica…
con
su padre, porque no se ha preocupado por ellas, sus hijas,
A
papá le basta con saber que estamos- bien- de- salud.
y
sobre todo, con su madre, demasiado obsesiva, demasiado absorbente, demasiado
dura con ella, tanto que la ha traumatizado desde pequeña
El
escritorio era de madera de pino y tenía una cubierta blanca a prueba de niñas.
“Es para hacer los deberes […] Ni pintar ni recortar ni pensamientos de
utilizar el cúter. Por cierto ¿dónde está el cúter? ¿No debería estar aquí? ¿En
el bote? ¿Con las tijeras? Busca el cúter y déjalo en su sitio” Con las tijeras
¿Es
por eso por lo que en ningún momento sabemos su nombre? Es como si no tuviera
identidad, de ahí que le asuste tomar decisiones, crear vínculos, comprometerse
de verdad
Legalizar
el matrimonio homosexual ha sido una gran cosa, no lo discuto, pero a mí ya me
iba bien antes.
de
ahí que disfrute de su soledad y de las innumerables maneras de salir de ella,
siempre en forma de suicidio
Un
suicida con éxito es hoy un héroe
Al
tratar este tema tan serio bajo el punto de vista humorístico nos damos cuenta
de que ese suicidio es otra circunstancia que ella acoge simplemente en su fantasía,
aunque nunca tenemos plena certeza
…una
ya no puede ni endilgarse un hueso de aceituna por el tubo equivocado, te
forzarán a escupirlo aunque tengan que partirte las costillas y perforarte un
pulmón.
y la
tensión va en aumento conforme van pasando los capítulos. También, fruto de la
tristeza continua, se desarrolla en ella una sensualidad extrema, es como si
sólo viviera para obtener placer, aunque sea efímero, por su falta de
compromiso y, en ocasiones, falta de integridad hacia ella misma
Mentir
es una manera de resistir, una estrategia de camuflaje para individuos
socialmente poco agresivos como yo.
No
se puede culpar continuamente a los demás sin hacer algo por salir del agujero
en el que nos encontramos. Y ella no hace nada excepto huir, no se enfrenta a
lo que realmente le ha hecho daño, no se enfrenta a su familia, huye de ella y
al querer borrar el problema sin desafiarlo vive en un constante vacío
existencial.
“Pues
vete de au pair y podrás tirarte el día leyendo” Solo
tendría que llevar a los niños a la escuela […] Además, cabía la posibilidad de
que recibiera un pequeño sueldo. Quizá sí, pensé. Quizá sí
La
epanadiplosis con la que termina su reflexión consigue reforzar la idea de
huida. La apatía derivada del sentimiento de soledad hace que sufra un
constante desorden emocional, agrandado paradójicamente por los diminutivos «Cardrona es microbiano, una discreta
acumulación de casitas en un ilimitado campo de golf, como el montoncito de
tierra que indica la presencia de un hormiguero en un descampado».
La
protagonista tiene una idea preconcebida de la vida, idea angustiosa que desea
borrar hasta que todo quede en línea recta, sin fisuras, sin altibajos. No le
atrae lo real, ella busca un equilibrio propio; más que buscarlo desea
encontrarlo, y está claro que en una sociedad no hay equilibrio, no existe la
perfección, al menos no la misma armonía para todos, porque el ser humano es
diferente, siempre habrá algo que desee y no tenga, y nos haga pensar en
injusticias, en asimetrías, en nepotismo. Así pues, ella se deja llevar por lo
que le va sucediendo e intenta darle forma, pero es una forma efímera, como la
que aparece en el sueño, por eso no deja que su obra permanezca, por eso vive
en un esfuerzo constante. Vive sus traumas, uno tras otro y cae una vez tras
otra hasta que logra salir de ellos; eso esperamos, aunque sea a costa de las
desgracias de los demás.
Conforme
leemos los capítulos nos damos cuenta de que están escritos de manera caótica,
no siguen una linealidad, tienen saltos en el tiempo, como el pensamiento; esta
forma de escribir creo que define asimismo a la protagonista innominada, su
caos interno puede venir de su complejo de inferioridad, se siente
insignificante respecto de quienes la rodean, de quienes la aman incluso, por
eso deja a todas sus parejas, no es capaz de mantener una relación seria con
ninguna mujer, «hay mujeres que me hacen
sentir absolutamente lesbiana», a pesar de que le hayan dado muestras de
verdadero amor, a pesar de que le hayan pedido matrimonio, a pesar de que se
hayan intentado —alguna sí, de verdad— quitar la vida al ser abandonadas
No
hay nada peor que sentirte exclusividad de otra persona, tener que oír,
reducida a pieza de lego, que eres decisiva en la felicidad o infelicidad de
otra persona. ¿Nos hemos vuelto locos? […] tuve que asistir a automutilaciones
y eso era mucho peor. “Si de verdad quieres abrirte las venas haz los cortes en
vertical de una puta vez ¡y déjame tranquila, joder!”
El
caso es que ella no se siente merecedora de mujeres que la sobrepasan en
belleza, inteligencia, posibilidades económicas, así que una vez agotado el
mero placer, las deja, no quiere más responsabilidades, ha cumplido las
expectativas con las que fantaseaba. También presiente, o siente la muerte como
una forma de amor, algo que atrapa al cuerpo por sorpresa «Que lo pille desprevenido, pues». Esta reflexión convierte a todas
sus preparaciones suicidas en paradoja «Me
refiero a que no será accidental, habrá una intencionada voluntad, una orden ya
escrita. Llegado el momento será sólo cuestión de ejecutarla».
En
otras ocasiones la paradoja deriva de la ironía, la falsedad con la que nos
enfrentamos a situaciones usuales, cotidianas, que viene incrementada en el
libro por la escritura automática, sin puntuación ni signos ortográficos. A la
protagonista le da igual lo que ocurra a su alrededor, no medita, es como una
autómata que dice lo que tiene que decir «Activo
mi formato de voz agradable».
Cuando
no piensa en suicidarse sus razonamientos son bastante coherentes, de hecho
creo que da en el clavo en todos, o casi todos. La percepción anafórica del
tiempo es distinta a la catafórica, por eso, durante la juventud vemos delante
de nosotros un futuro negro ante cualquier error, creemos que no hay tiempo
para subsanarlo, hasta que llega ese futuro y al convertirse en un presente con
menos futuro, las expectativas se abren como un abanico «¡Demasiado tarde para las Bellas Artes! sollozaba. A los veintitrés
crees que ya es tarde para todo. No es hasta los cuarenta cuando te percatas de
que aún estás a tiempo, si no de todo, al menos de todo lo que importa».
Y,
efectivamente, a ella le llega un futuro agridulce, pues dos seres antagónicos,
como ella, incapaz de disimular su angustia y su sobrina, incapaz de disimular
su esperanza, reanudarán este ciclo opresivo, maravilloso, que es la vida.
Formalmente
es una novela, pero Eva Baltasar nos ofrece poesía, así que podríamos
calificarla de prosa poética; contiene todos los elementos de una historia,
trama, personajes, narrador, diálogos, y no obstante predominan los recursos
poéticos; en un mismo párrafo se acumulan personificaciones, comparaciones,
metáforas y oxímoron «La humedad tiene la
manía de introducirse en las partes más vulnerables del cuerpo. No la tolero.
No sé vivir con ella, no sé hacerlo, penetra hasta rincones insospechados de mi
interior, como una lava untuosa y helada». Las hipérboles aparecen como
entes magnificadores de lo cotidiano «El
suplicio siempre culminaba en una suerte de coma que me dejaba tirada al fondo
de todo de un profundo sueño» (la menstruación). Las comparaciones son, a
veces, imposibles «Sus ojos eran
formidables […] palpitantes como fetos». Capítulos que, por sí mismos,
forman un microrrelato, como el 13. Capacidad absoluta para unir metáforas
poéticas a un vocabulario vulgar «Adoro,
adoro las manos de mujer […] los dedos agudos, la movilidad casi musical de las
coyunturas […] En realidad quien lo repetía era mi coño». Facilidad para
las aliteraciones que acrecientan el ritmo «pensador
impenitente», o desenvoltura a la hora de incluir un léxico técnico en
imágenes humorísticas antitéticas «Soy
una gran amante de las diaminas cadaverina y putrescina. Los aminoácidos en
descomposición, ¡qué gran fuente de vida!». Metáforas engrandecedoras,
comparables a un neopetrarquismo «estar
con una mujer es como sacar la cabeza al exterior y descubrir que de verdad has
excavado esos seis metros que quedaban». Cosificaciones humorísticas
basadas en la pintura «Pienso en Paul
Klee, en El cuento del enanito […]
Qué lástima no haber hecho Bellas Artes, tengo a mi hermana tan desaprovechada
como una cesta de Navidad en casa de mamá». Metáforas sinestésicas
inverosímiles «Y lo preguntaba así, en
cursiva, porque ella era capaz de aplicar estilos al habla». Las anáforas,
los paralelismos y enumeración afirman, asimismo, un aire poético «Cuando bajo a comprar […] Cuando voy a
nadar […] Cuando…» que culmina en la propia autora, capaz de ver belleza,
paradójicamente, como su protagonista, en cualquier situación «No era guapa, pero el sol de la mañana
entraba […] que casi la atravesaba […] y la revestía de una belleza que sin
duda no tenía fuera de la consulta».
¡Bravo,
Eva! Podría estar hablando del libro días y días. De hecho es de los que han de
releerse de vez en cuando.
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