Después de leer casi 600 páginas, no sé por dónde empezar a comentar. ¿Me ha gustado? No lo tengo claro. El caso es que me piqué al empezar la novela y quería saber qué iba a pasar después, porque la historia da muchas vueltas. Juan Gómez Jurado ha podido escribir en Todo arde el argumento de una temporada de serie televisiva. El nombre podría ser Aura Reyes porque ella es fundamental. Manipulada, engañada, arruinada, encarcelada… Da para mucho. A los desprecios de la vida, Aura les planta cara transformándose en superheroína y, uniendo sus cualidades a las de otras mujeres que le van apareciendo por el camino, llegan a actuar como personajes de un cómic en el que los buenos son cada vez mejores y los malos, malísimos. No importan las humillaciones, las palizas, los golpes, las torturas; ningún personaje que se precie queda más perjudicado de lo que ya estaba. Aura Reyes podría firmar para varias temporadas.
En la novela
anterior tiene lugar lo que se nombra en esta: la emboscada a la familia de Aura,
donde asesinan a su marido y ella queda gravemente herida. Durante su estancia
en el hospital, su jefe se la juega y la culpan de quedarse con el dinero del
Banco y evadirlo pero, en realidad la han dejado en la ruina. Ahora, mientras
espera el juicio, tiene un altercado en una tienda de la calle Serrano. Se da
cuenta de que ya no es nadie. Al entrar en la cárcel conoce a Mª Paz, una
exlegionaria que malvive en su coche, arruinada, como tantos otros que ayudaron
al país y ahora ya no son “útiles”. Tras pasar la noche en el calabozo, Aura
empieza a idear un plan para vengarse de su jefe antes de ir definitivamente a
la cárcel. Mª Paz la ayuda pero Juan Gómez Jurado nos tiene en ascuas, porque
va detallando por parte los pensamientos de la protagonista. Ella tiene una
idea pero a los lectores no nos resulta tan fácil adivinarlos, por la
estructura general de Todo arde: Cinco
partes y un epílogo.
La primera parte: Aura,
está dividida en dieciséis capítulos, más tres que no van numerados sino que
ostentan un sustantivo, más o menos explicativo de la parte: Miedo, el que siente Aura tras ser
consciente de su situación. Ponzano,
donde nos enteramos de que el presidente del Value Bank está en conversaciones
con Laura Trueba, presidenta del banco más poderoso de Europa. Ahora, al caer
las acciones por el desvío de capital «ejecutado
por Aura Reyes», quiere fusionar ambas entidades. Entre ella y Ponzano no
pueden fallar para terminar de hundir a Aura en el juicio.
El otro capítulo
con título es Rabia, en el que Aura,
consciente de su situación, decide poner en marcha una venganza. Además, cada
capítulo, como si se tratase de una mininovela, tiene su propia estructura
narrativa: El nombre de la parte presenta el foco de atención, efectúa el
inicio que se irá desarrollando hasta llegar al final donde el autor deja al
lector en tensión, pues tiene la sensación de que la acción continuará de forma
novedosa.
La parte I, Aura,
termina con el anuncio de algo tan importante como insólito: Mª Paz y ella van
a contar con un nuevo nombre, «—El nombre
de quien me jodió la vida».
Algunos capítulos
constan de divisiones internas, son diferentes escenas que pueden desarrollarse
secuencialmente al mismo tiempo en distintos espacios. Normalmente añaden
tensión a la trama y mantienen el interés: «El
germen de una idea se ha aposentado en su cabeza. Una idea tan improbable como
imposible. Una idea que sola no hubiera podido realizar. Ahora, en cambio…».
La parte II, Mª
Paz, consta de 22 capítulos numerados más los que llevan título: Rafa y Josete, referidos a los nombres de los conserjes del banco que Aura
engañará y donde Mª Paz se jugará la vida para entrar. Mientras tanto, debajo de la mesa, es otro capítulo en el que la
protagonista pone una bomba casera casi al mismo tiempo que Mª Paz logra huir
tras quedar atrapada en una puerta automática. Romero: este capítulo nos presenta a la excomisaria corrupta,
expulsada de la policía (en teoría), asociada ahora a Ponzano para terminar de
hundir a Aura y Mª Paz. Además encontramos la transcripción de la Prueba Policial; una conversación a
través de ordenador con un policía engañado por una de las hijas de Aura para
obtener una dirección, la de Sere.
La parte III, Sere,
la componen ocho capítulos más lo que rodea a esta ingeniera informática: Caos (nos la presenta en la ruina
económica y mental tras ser engañada y abandonada por su marido una vez que
ella hizo todo lo posible para que él triunfase. Preparación de un robo es otro capítulo; la comisaria sigue a Aura
en todos los pasos que da. Sabe que ha encontrado a Sere.
La parte IV, Romero,
agrupa dieciocho capítulos más cuatro titulados, referidos explícitamente a la
sensación de cada una de las protagonistas: Miedo
(sobre todo de Mª Paz), Rabia (sobre
todo de Aura), Caos (por supuesto, el
producto en la mente de Sere) y Ponzano
(su felicidad tras el éxito que propagará por los mass media).
La novela tiene,
además, un Epílogo donde toda la seguridad del lector puede dar un vuelco al
exponer Un adiós. Un fracaso. Un tesoro.
En fin, las casi seiscientas páginas pasan rápido. El estilo es dinámico, gracias a las escasas descripciones, al uso continuado del presente y a los capítulos cortos. Aun así a veces la lectura se hace algo repetitiva por el empleo de narración de acciones que salpican constantemente la lectura, este inconveniente en cambio, es bueno para la representación en una pantalla.
Está
claro que la exposición en presente aporta realismo y el uso del futuro para
referirse al presente, aumenta la precisión.
El
narrador es omnisciente. A veces opina sobre el pensamiento del personaje, como
si estuviera participando del diálogo que mantiene con otro. Incluso dirige al
lector interrogaciones indirectas, que confirman la opinión que tiene sobre
quien habla:
—Los números son sólidos. Nuestras acciones no han parado de crecer en el último año y medio.
—Después de caer casi un cuarenta por ciento.
Directo a la yugular, ¿eh?
Las
tres protagonistas son bastante creíbles. Mujeres utilizadas por el sistema o
por hombres hasta que ya no sirven para los intereses que la sociedad machista
y clasista tiene en mente. Entonces son invisibilizadas, apartadas de ese
sistema. Sin embargo, Aura, Mª Paz y Sere llevan a cabo acciones bastante
fantásticas, increíbles, tanto que las convierten en personajes de cómic,
superheroínas que ponen las cosas en su sitio. Mujeres capaces de solucionarse
la vida por muy difícil que lo tengan.
El
lenguaje es sencillo, otra de las características por las que Gómez-Jurado
conecta rápido con el lector; además encontramos adjetivos relacionales que
conectan directamente con las características de determinadas novelas
literarias «viaje dickensiano». Los
adjetivos calificativos consiguen expresar un grado superlativo del sustantivo,
a pesar de estar expuestos como positivos
Su fastuosa soberbia.
Su industriosa avaricia.
Su mal disimulada envidia.
En
ocasiones algunas palabras están designadas de forma imposible gramaticalmente «suena un no demoledor, casi esdrújulo».
Las
comparaciones llaman nuestra atención al unir términos abstractos y concretos «El escrúpulo en mi negocio es como el
esmoquin en un nadador».
Las
descripciones están completadas con explicaciones que destacan cierta ironía en
el humor «Imaginemos un matrimonio feliz.
Idílico. Él, chef en restaurante con media estrella Michelín —a puntito de
tenerla, vamos—».
El
uso de galicismos españolizados aumenta también el sarcasmo hacia alguien «La sopa fría, la vichisuá caliente…».
El
sarcasmo es utilizado casi constantemente, como acto intencionado y no
consecuencia de algo natural, «Su padre,
que era el Muñoz, tuvo a bien quitarse de en medio, ictus mediante…».
El
uso indebido de conectores aumenta el escarnio «Puede que Sere hable sola […] Pero que eso no nos engañe: está como un
cencerro».
El
sarcasmo deriva en socarronería cuando toda una acción conclusiva desmiente lo
dicho anteriormente, «Sere nunca había
sido de montar dramas, así que cerró la puerta muy discretamente […] les
prendió fuego»
La
hipérbole es otro recurso bastante utilizado para generar cierto humor, así
como la escritura fonética de la calle «arfavó»
y la unión del significado de dos palabras antitéticas, «Sere tiene esta clase de premoniciones a menudo. Casi siempre a
posteriori».
Los recursos, si atendemos al detalle, van encaminados a una crítica —más o menos sutil— al capitalismo. Las hipérboles negativas destacan la humillación de los perdedores sociales y las oraciones contrastivas resaltan las ideas y acciones de las personas, analizadas con profundidad en una pretendida superficialidad.
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