Siete otras vidas es un homenaje al teatro. ÁlvaroTato nos lo hace llegar desde diferentes modalidades, que este arte universal
ha venido ejerciendo a lo largo de la historia. Con Ojos de agua nos
adentramos en la Comedia Humanística de La Celestina; la alcahueta recuerda,
orgullosa, a otras mujeres anteriores o posteriores a ella, personajes o
autoras que vivieron en libertad, aunque lamente la soledad que han debido
pagar por ello, “Solo las brujas hacemos
nuestras leyes y nos pertenecemos a nosotras mismas. Nos persiguen, nos
fuerzan, nos queman, pero nuestra magia siempre es más fuerte. Nuestra magia es
pensar”. El género chico está representado en Zarzuela en danza, y la
presencia de la mujer en el teatro del Siglo de Oro queda recogida en Nacida
sombra, una sentida celebración para la mujer que durante tanto tiempo
ha quedado oculta, por ello nada mejor que el lamento profundo del flamenco
para acompañarla en su soledad.
El
intérprete es
casi un monólogo, o una obra de microteatro en la que un actor se apoya en los sonidos,
música e imágenes que guarda desde niño, y cuenta cómo fue actor desde pequeño,
cómo toda su vida ha girado en torno a un escenario, en torno al deseo de
interpretar porque subir a un escenario es poder soñar una realidad distinta y
vivirla, y ser feliz. En realidad todos interpretamos a lo largo de nuestra
existencia; el actor es el afortunado que, pese a las oposiciones encontradas,
hace lo que le satisface:
Seguiré
haciendo lo mismo y os seguiré invitando a hacer lo que más queremos, lo que
más nos avergüenza, lo que más deseamos y tememos. Guardadme el secreto amigos
invisibles. Hasta mañana.
Mujeres y Asesinos son dos obras de
microteatro protagonizadas por dos actores cada una. En la primera, un padre y
su hijo se encargan de hacernos ver el sinsentido de un mundo sin mujeres. En
tono humorístico, jugando con el lenguaje, se posicionan contra la violencia de
sexo y reivindican la igualdad entre todos. Asesinos es un canto al
teatro; los personajes pueden representar cualquier situación en total
libertad, sin estar condicionados por reglas o sentimientos. El teatro es una
fuente de sueños que se activan con cada representación para los espectadores
Timmy.- Hemos muerto en su imaginación
Ralph.- Ellos son los verdaderos asesinos
Timmy.- ¿Y qué hacemos? ¿Matarlos?
[…]
Ralph.- Así que vamos a esperar
Timmy.- ¿A qué?
Ralph.- A los aplausos
Comedia
multimedia nos
recuerda con humor cibernético que vivimos una farsa. La tecnología pone a
nuestro alcance tantas posibilidades y comodidades que nos estamos
acostumbrando a no hablar con los demás, a dirigirnos a la máquina y esperar a
que, eficientemente, cumpla nuestros deseos «¿Lo
ves, querido cliente? No solo usamos la red para hacer la guerra; también para
hacer el guarro.»
Nos
estamos deshumanizando, sin el móvil no somos nadie, nos comunicamos más a
través de él que personalmente; el problema es que constantemente aparece un
modelo nuevo que nos atrae más que el anterior, porque ofrece más
posibilidades. El resultado es una falta de apego total a nuestras
pertenencias, porque esas posesiones no nos definen como personas, sino que nos
masifican en un conjunto homogéneo cuya característica principal es igualar los
sueños. Todos queremos lo mismo, lo que nos bombardea desde internet.
Hoy
sigue habiendo delincuentes, activistas, revolucionarios, piratas. Seguimos
queriendo distraernos, ir a la moda, comprar las últimas novedades, pero sin
movernos de nuestro espacio, sin razonar, o luchar cara a cara. La sociedad se
convierte en un ambiente cómodo que supera nuestras expectativas. Pero ni
siquiera los deseos son sueños, porque se cumplen pronto y dejan de serlo.
Cero.- ¿Ya
no me quieres?
Uno.- Afirmativo.
Pero hemos caído en una rutina
Cero.- Después
de tres minutos juntos es normal que ya nada nos sorprenda
Comedia multimedia tiene una ventaja. Es una obra
moderna, sus personajes principales son hologramas que van exponiendo
diferentes situaciones de la vida actual hiperbolizada, es decir reflejan un
futuro no tan lejano en el que la máquina sustituye al hombre. La paradoja es
que nos advierten de este futuro con algo que está sucediendo en el presente.
Vivimos sumergidos en los equipos informáticos:
Dama que tu vida programa;
si te enreda en su trama
ya no te escaparás
Sin
embargo hay una esperanza, que viene de la propia estructura del espectáculo.
Dividida en XI escenas, comienza por una Introducción en la que los hologramas
Bit, Clic y Link nos presentan a Miss Web como la tejedora que mueve los hilos
de nuestra sociedad. Después continúan haciendo un recorrido por las distintas
ventajas que obtenemos de la Web: el GPS, del que no sabemos desprendernos para
encontrarnos seguros en nuestros movimientos, las realidades virtuales que
sentimos como materiales gracias al láser, y que poco a poco han conseguido que
nos conformemos con una Creación salida de un laboratorio. Pero el espectador
también experimentará a dónde nos lleva este tipo de vida. Para evitar el
desastre apocalíptico, en la escena final, los hologramas muestran el último
producto virtual, capaz de producir en el usuario el mayor efecto, una máscara
teatral. Lo único efectivo que ha logrado enganchar al público a lo largo de la
Historia «Llevas una hora viviendo dentro
de nuestro producto. No estás mirando el móvil. No estás navegando en la red.
Esto está pasando de verdad […] ¿Estás preparado para viajar al origen?» y
así, con la interacción del público consiguen hacernos ver que podemos pasar un
rato en un sueño que nos atrapará momentáneamente, porque al final, tal como
aconsejaba Machado, «tú quizá despertarás
en libertad».
Esta
estructura en la que un personaje nos va mostrando diferentes casos ya se
desarrolló en la literatura a través de los exempla
medievales, donde los protagonistas, estereotipos, son esbozados a partir de
unos rasgos generales para ofrecer determinados comportamientos al lector u
oyente. Formaban parte de la prosa doctrinal. Álvaro Tato no propone un final
moralizador sino obvio, el teatro es el primer mecanismo nacido con el hombre
porque tenía —tenemos— necesidad de soñar, consiguiendo un público
incondicional dispuesto a participar de los sueños.
Así
pues, ante tanta deshumanización tecnológica, sólo nos queda una salida,
regresar al teatro de los comienzos, alrededor del cual se formó una de las
mayores civilizaciones, capaz de conseguir el progreso del hombre.
Tecné.- El público es mi padre. Tú me diste a luz. Ni tu diosa ni tu
esclava; humana soy, a humanos amo y ser para siempre humana es mi destino. Ya
amanece. ¡Despierta, pueblo de Atenas!
El
elogio del teatro como arte completa, universal y connatural al hombre quedó
expuesto en la comedia Crimen y telón; con estructura
similar, Ron Lalá (hablar de Ron Lalá es hacerlo de Álvaro Tato) eligió al
propio Teatro para llevarnos por toda esa vida de sueños que nos ha dado este
arte que engloba a las demás y que, aunque los gobiernos se empeñen en
menospreciarlo, aunque la tecnología tiente con otras posibilidades, no puede
desaparecer mientras exista el ser humano.
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