De
nuevo he leído un cuento infantil. Me ha gustado tanto que no he podido
resistirme a leer 28 más. Esto, que puede parecer exagerado, es debido al
propio libro, Un cuento para cada letra. La editorial SM, en su línea, no
defrauda sino que con un papel de primera calidad y un formato cuadrado de
pastas duras a prueba de niños, ha recogido la labor de dos artistas increíbles
para que vean la luz estos cuentos.
Los
argumentos, lógicamente, difieren unos de otros, sin embargo todos están
expuestos con absoluta claridad. Muy bien desarrollados, de manera que todos
hacen gala de un comienzo, un desarrollo y un final, pero la lectura no se hace
pesada puesto que todos cuentan con la concisión necesaria para que los
primeros lectores no se cansen demasiado. Cada cuento pueden leerlo de un
tirón. Las historias remiten a un sentimiento rápidamente distinguible por el
lector pues es fácil que comparta dicha sensación; así, la amabilidad de la A
conecta con su alegría, mientras que el espíritu aventurero de la Bucanera
Berta fomenta la necesidad de ayuda. El entusiasmo de la CH no se entiende sin
la diversión que la D experimenta en Duendilandia, y la curiosidad de la
pequeña g se ve satisfecha por la giganta Greta, pues cargándola sobre sus
hombros le enseña todo lo que ella no podía ver. La letra LL consigue que el
gallo Lillo se acepte como es, aunque no pueda volar, y se valore en su justa
medida ya que su canto ha conseguido salvar a todos los habitantes de la granja
de un incendio.
Los
animales del bosque se unen para alertar a la bromista J de que no es broma
cuando a quien se la gastamos no se ríe, todos han de divertirse con las
chanzas, no solo quien las lleva a cabo.
No
quiero desvelar todas las tramas, pero seguro que los niños quedan encantados
con la R, que nos descubre la importancia de ser agradecidos, por eso nos
presenta a Ramona, una bruja que, a pesar de no ser eficiente con sus hechizos,
es fundamental para quienes la conocen gracias a su buena intención, por eso
por donde pasa deja
sonrisas de oreja a oreja
Y la
Z es especialmente interesante pues desvela una característica bastante común
de la infancia, la tozudez. Así, esa Z subida en sus zancos nuevos, sin querer
quitárselos ni para dormir, desoye los consejos de los más expertos, hasta que
sus zapatos quedan estropeados al atravesar un río con ellos.
Cuentos
que exponen lo evidente pero además, de forma natural, los niños van
adquiriendo la conciencia de igualdad entre los sexos. No importa ser chico o
chica, todas las letras ostentan gramaticalmente el género femenino, así que
podemos encontrar a la W, una letra con apariencia de niña que maneja la
informática como nadie, mientras que la T adopta la figura de un chico capaz de
asustarse con las sombras que forman en la pared los títeres de su abuelo. No
importa qué somos sino lo que sentimos, y está claro que los niños y las niñas
experimentan las mismas sensaciones y todos necesitan ser felices con su
familia y amigos.
Creo que este es el tema de Un cuento para cada letra. El eje que une a todas las historias y da sentido al libro. Cualquier acción debe ir encaminada a ayudar a que los niños experimenten la felicidad, por eso deben tener presentes el esfuerzo, la solidaridad, la alegría, el cariño, la pena, la música, la sorpresa y la decepción
—¿Dónde está la luna?
Ha desaparecido del cielo —se
lamentaba entre lágrimas
Cualquier
sentimiento que experimentemos contribuye a formar buenas personas,
inteligentes, razonables y creativas, por eso, aunque sean cuentos fantásticos
están basados en la realidad, de hecho la N experimenta con el muñeco de nieve
toda una lección de física «El calor me
convirtió en agua y después me evaporó. ¡Ahora soy una nube! ¡Es emocionante!».
Todos los cuentos encierran a su vez un valor ético que representa una
situación personal o colectiva
Asimismo
son totalmente originales, no cabe duda de que despiertan la creatividad de los
lectores porque son creativos. La principal novedad son las letras. Las
mayúsculas forman el cuerpo de un niño o niña, solo se les añade la cabeza,
brazos y pies, las minúsculas adoptan la forma de animales, vegetales u objetos.
Esto nos lleva a las ilustraciones. Sin duda entre los dibujos y el cuento
existe una unidad total. Las ilustraciones ayudan a seguir el hilo conductor de
la historia, a conocer a los personajes y a asociarles una letra determinada
por lo que son fundamentales a la hora de aprender a leer; llenas de colorido,
colaboran en la definición de la personalidad y el estado de ánimo; Natascha Rosenberg es consciente de que
la imagen comunica sentimientos y favorece la capacidad de entendimiento en los
más pequeños. Todo contribuye a promover la diversión y, por supuesto, el
interés por la lectura.
Otra
originalidad de Un cuento para cada letra
es que la forma y el contenido están unidos en el sustrato poético; tanto las
imágenes como las historias expresan sentimientos y, si la estética de
Rosenberg es impactante, el estilo natural de Carmen Gil consigue reflejar su personalidad. Ambas podrían
pertenecer al campo de la educación. Las dos destilan naturalidad, tanto en el
movimiento que captan las imágenes como en la musicalidad de las palabras. Los
cuentos son ideales para primeros lectores y para aquellos que aún no saben
leer. Es cierto que cualquier ilustración contribuye a educar en el gusto por
la belleza, pero se trata de SM, una editorial pionera en libros didácticos,
así que da un paso más con Natascha Rosemberg quien plasma con facilidad la
percepción infantil; la ilustradora sabe que, antes de aprender a leer los
niños aprenden a distinguir formas, se relacionan con el entorno a través de
imágenes. Los personajes letras sugieren diferentes formas para futuros
dibujos; además de ayudar a memorizar enriquecen la imaginación. El paso de
querer “ver” un libro atractivo a querer leerlo es muy pequeño por lo que esta
colección de cuentos es ideal para formar nuevos lectores.
Aún
hay otra singularidad en la expresión del texto. El prólogo-justificación está
escrito en verso, por lo que contribuye a activar la memoria (en este caso
auditiva) al mismo tiempo que estimula el gusto por la estética. Carmen Gil es
consciente de la importancia del ritmo, por eso a veces incluye la rima
consonante en pareados finales que dan sentido a la aventura «Pone la gallina Honoria / huevos color
zanahoria».
También las oraciones que forman la historia destilan armonía, siempre ajustándose a la aventura de cada cuento. La variedad de formas es notable, encontramos diálogos, adivinanzas inteligentes en negrita, para destacar sobre el resto de la narración
Esta anciana tiene
gracia:
cuando hay en
Egipto boda,
con vendas de la
farmacia
se hace un vestido
a la moda.
onomatopeyas, «Quiquriquí»; expresiones populares, «a troche y moche»; expresiones infantiles, «¡Yupi!»; metáforas sencillas respaldadas por comparaciones sugerentes, «B sintió que el corazón se le hinchaba como un globo y se le llenaba de burbujas. Y sonrió»; o canciones que irrumpen en el cuento para inundarlo de musicalidad
La duende Dada, sin duda
es la duende más
menuda
¡Duerme dentro de
un dedal!
que hay en el mundo mundial.
Y
totalmente original la idea de marcar con otro color, la letra a la que se
refiere el texto. En cada cuento encontramos una gran cantidad de palabras que
contienen dicha letra fácilmente distinguible, por lo que supone una ayuda
extra con la ortografía. Además, para aumentar el vocabulario, las palabras son
variadas, desde muy sencillas a más complejas, que quedan explicadas en la
trama del cuento: «Verano, ventilador,
ave, vampiro, veleta, vecino, vueltas, pavor, gaviota, efusivo, Valeria,
divina, revés […] fueron a ver al serval, una especie de gato muy veloz».
Por
todo esto, Un cuento para cada letra es
una joya. Gracias a Babelio, a SM y a las dos responsables de que todos pasemos
un rato agradable aprendiendo.
Hola Beatriz, te ubiqué por la web Reseñan Sancho. Necesito saber si reseñas libros de relatos y cuentos de escritores latinoamericanos. Vi algunas de tus reseñas de novelas en este blog.
ResponderEliminarGracias y saludos
Sara
¡Hola Sara!
EliminarHe comentado algunos libros de cuentos y novelas de autores latinoamericanos, una literatura que me gusta especialmente. Puedes leer las reseñas de "Fábrica de prodigios" de Pablo Andrés Escapa, "Hacerse el muerto" de Andrés Neuman, "Cuentos con walkman" de Sergio Gómez, entre otros.
Estaría encantada de reseñar tus cuentos si son en papel. No termino de engancharme a las pantallas.
Si te parece bien me lo dices y te envío mi dirección.
Un cordial saludo
Beatriz Villarino