Estas escritoras ya
editaron una novela entre las dos el año pasado, Don de lenguas, en la que
la protagonista, Ana Martí, hija y nieta de periodistas sigue los pasos de la
familia, pero a ella le toca desenvolverse en una época nada favorable para los
españoles en general y para la mujer en particular. En los años 50 las mujeres
no solían hacer periodismo de investigación, pero ella se las apaña para ayudar
a la policía a resolver un asesinato aunque luego deba ocultar a los lectores
datos que el régimen de la época censuraría.
En esta segunda entrega,
de lo que parece se puede convertir en serie, Ana Martí ha cambiado de
periódico (por razones políticas) y publica noticias bajo seudónimos (por idénticas
razones). Y de nuevo, lo que en un principio parecía un caso de arrobo
religioso, una niña a la que le sangran manos y pies como si se tratase del
mismo Cristo, se convierte en un horror para la periodista que debe aclarar una
serie de muertes con lo que parece la oposición del pueblo entero.
Y, aprovechando que el
invierno de 1956 fue uno de los más fríos, y la protagonista queda atrapada en
un aislado pueblo de Teruel, las autoras de El gran frío denuncian
con una claridad pasmosa la dureza de lo que se conoce como la España profunda. Ana debe luchar
contra las propias mujeres para que la tomen en serio, pues lo que prevalece es
la incultura, la fe absoluta que lleva a un fanatismo intransigente y que no es
otra cosa que el miedo a descubrir algo nuevo, diferente, desconocido.
El horror de la vida en
los pueblos queda patente en la novela, el miedo a denunciar por las posibles
represalias, aceptando
incluso el ser torturados como animales desprovistos de toda dignidad,
envueltos en un falso orgullo que no lleva más que al rencor. La admisión de un
determinismo feroz, causado por la falta de conocimientos científicos, que
desemboca en la necesidad de creer en fantasías y supersticiones para todo a lo
que no se encuentra respuesta. El tópico de las figuras autoritarias, cacique,
cura, guardia, alcalde, maestro, queda de alguna forma desbaratado. Esto es lo
que tiene vivir sin más expectativas que las que conocemos, las que nos rodean,
dando la espalda a otras costumbres, otras posibilidades, otros razonamientos,
otros saberes.
Por eso no me extrañó
cuando el cacique del pueblo, don Julián Maestre, le contesta a Ana Martí con
una cita de Hamlet (lo que dice el príncipe a su amigo al hacerle jurar que no
dirá que ha visto el espectro) “Hay más
cosas entre el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía”.
Y efectivamente hay más cosas en la novela para poder entender el “milagro” de
la santita con estigmas y los asesinatos. Y será Ana Martí quien los descubra;
y nos enteremos en un momento porque la novela se lee del tirón, desde el
principio te atrapa la prosa ágil y el suspense.
Y desde el principio, algunas
curiosidades sobre nuestras costumbres nos hacen entender algo mejor la
tradición de nuestro país; la falta de higiene no es otra cosa que un rechazo
hacia los árabes, que, según los españoles se lavaban a menudo. La historia de
la marquesa de Villasante, que rota de dolor por la muerte de su hija, decidió
cortar trocitos de su cuerpo para que estuviera con ella de alguna manera;
cuando encontraron las manos en formol, inventaron una cancioncilla que
terminaba: “Moraleja: esconde la mano que viene la vieja”
Me alegro de incorporar
otra “detective” a mis lecturas.
Genial artículo, como siempre. Dan ganas de ponerse a leer las aventuras de esta futura detective en serie.
ResponderEliminarAsí, leyéndote, me ha asaltado una duda. ¿Hay novelas de detectives cuya protagonista sea una mujer, que hayan sido escritas por hombres?
Un saludo
Ahora mismo, no recuerdo ninguna mujer de ficción cuya profesión sea la de detective, sin embargo recomiendo la serie de la jueza Mariana de Marco, la protagonista de "No acosen al asesino" o "El cadáver arrepentido" de José Mª Guelbenzu; ella es quien prácticamente resuelve los casos de asesinato que se presentan en las novelas.
ResponderEliminarAsimismo, la cabo Virginia Chamorro, compañera del teniente Bevilacqua, aporta lo necesario para no dejar ningún caso sin resolver en novelas como "El alquimista impaciente" o "Los cuerpos extraños", publicada este año. Dos autores fantásticos que nos ayudan a pasar buenos ratos de ocio. Pues nada, gracias por leer; seguiremos disfrutando.
¡Hola Beatriz!
ResponderEliminarGracias por la reseña, pues tras ojearla he leído el libro, casi del tirón, y coincido plenamente contigo en el horrible pero realista retrato que las autoras, muy bien documentadas, hacen de la vida en un pequeño pueblo en la década de los 50. No sólo los temas principales, sino también los más secundarios (el somatén, la separación por sexos tanto en la iglesia como en la escuela,…) van trazando las líneas de la opresiva cotidianeidad de los habitantes (más bien súbditos) de este pueblo por cuyas calles acompañamos a Ana Martí con la piel erizada no sólo por el gran frío, mucho más por el horror.
Seguiré atento a tus recomendaciones. Un lector-saludo
¡Gracias!. Me alegro de que te haya gustado aunque, efectivamente, se erice la piel en más de una ocasión y se agolpen a menudo sentimientos contradictorios de los que nosotros mismos, en el transcurso de la lectura, nos vamos liberando. ¡Sigue leyendo!
ResponderEliminarUna obra interesante,la he leído por encima y es muy parecida a la obra "1984" de George Orwell.Ambos son un claro ejemplo de como se censuraban las noticias en los medios de comunicación en aquella época bajo un régimen,además de que los protagonistas tienen cierto parecido.Tocan temas políticos y periodísticos y se refleja con mucho detalle el horror del pueblo y el miedo que tenían a desobedecer al dictador,puesto que si lo hacían probablemente morirían.
ResponderEliminarLa diferencia entre "1984" y esta obra es que "1984" es mucho mas deprimente y tiene un final trágico,propio de este genero.Además,George Orwell tiene una manera de narrar muy peculiar dejando al lector impresionado ante las descripciones detalladas y la forma de expresarse de los personajes.
Me gustaría saber si en 1984 hay algún asesinato, o si es una novela negra o de qué subgénero, a qué se dedican los protagonistas o cuáles son los temas que aparecen. Así podríamos compararlo mejor.
ResponderEliminar¡Seguimos leyendo!