domingo, 4 de abril de 2021

EL ASESINO SILENCIOSO


¿Qué ocurriría en un planeta infestado por un virus letal?

¿Quiénes resistirían al virus y cómo?

Estas cuestiones las estamos viviendo, no hay que pensar demasiado. La humanidad está siendo asolada por un tipo de coronavirus que siega la vida de miles de personas. Da igual la riqueza o la posición, la enfermedad no respeta nada. Pero en El asesino silencioso, Juan Martín va un paso más allá y plantea una situación de ciencia ficción en la que «En una ubicación secreta» la corporación Ámbar Negro planea acciones ilegales, asesinas, amorales, con total impunidad, «por ese motivo, cada uno utiliza un apodo». Esta organización, formada por personas acaudaladas e influyentes de todo el mundo, maneja los hilos para que sus arcas sigan llenándose indefinidamente con sus beneficios, sin importarles las consecuencias. En esta ocasión, desde China, extienden un virus altamente letal de proporciones hiperbólicas que causará la muerte de forma masiva. Por supuesto, la corporación se ha hecho con los mejores científicos y tiene preparada la vacuna, que lanzará al mercado y con la que obtendrá mayores ganancias, al igual que con la venta de mascarillas y desinfectantes. Todo lo controlan. El mundo les pertenece. Cuando alguien se interpone en su camino no dudan en aniquilarlo, sea de la propia corporación o ajeno a ella «—Adiós, Sr. Hiena. Una vez que el hombre malhumorado sobrepasó a Slater, este se olvidó de su actitud sumisa, sacó su pistola y le pegó un tiro en la nuca a Hiena».

Este complot dirigido es lo que marca la novela. El tema principal es la acción de la corporación. El lector quiere saber qué pasará con Ámbar Negro. ¿Serán capaces de hacerse con el control mundial? Hay que leer el libro para saberlo, aunque las circunstancias que rodean a esta asociación de asesinos las conozcamos: confinamiento, uso de mascarillas, picaresca para librarse del aislamiento y poder salir así de las casas, desabastecimiento en los supermercados al comienzo de la pandemia ante el desconocimiento de lo que ocurriría después, hospitales abarrotados, multitud de muertes, problemas con los enterramientos… Todo esto lo estamos viviendo, o lo hemos vivido, así que no supone leer nada nuevo. Sin embargo es una novela que podrían leer los jóvenes porque tiene todo lo necesario para ser un cómic sobre el coronavirus. La idea está, y los personajes se ajustan a la perfección. Por un lado los malos, malísimos, millonarios criminales que ni siquiera se conocen entre ellos, aunque sí el origen, puesto que cada uno adopta un apodo que, de alguna manera lo define. Nos encontramos con el traidor Hiena, por eso es liquidado por el jefe Boss, Lobo siberiano, quien por ser demasiado viejo deja a su hijo Lobito, para que represente «mis intereses como si yo estuviera presente», Flor de Loto, la Viuda Negra… Todos harán lo que haga falta para que su poder siga en aumento.

Por otro lado, los buenos, también con características habituales y socorridas: Marcos, «el joven ricachón», «el apuesto joven que ayudaba a Jaime en el laboratorio», Ricki, el informático «gordito y no muy alto», Karen, la espía «de sensual movimiento […] su velocidad era superior a la de Slater», el youtuber «un chaval de unos quince años, flacucho» y el Dr. Echegoyen, «un experto en coronavirus». Sin saberlo serán los verdaderos héroes de la historia pues llegarán a realizar acciones increíbles como respuesta a los criminales actos de los miembros de Ámbar Negro, quienes no se oponen a la prepotencia excesiva de su jefe: 


—A mí me preocupa una cuestión importante –intervino Lobito, levantando la mano como si fuera un colegial.

—Adelante. Qué te perturba, chaval 

El lenguaje utilizado por los malos es propio del cómic, (el de los buenos también) por eso, aunque somos conscientes del daño que están causando estamos seguros de que perderán la batalla. 


Podéis estar tranquilos, será suficientemente elevado como para que cada uno de nosotros se pueda comprar un país para él solito.

—Bravo, bravo y bravo! –exclamó Lobito, mientras en su mente intentaba dilucidar qué país se compraría.


En general el autor utiliza expresiones coloquiales, del lenguaje oral, basadas a veces en los tópicos, destinadas a un público masivo, que aportan cierta relajación con el uso de enunciados cortos y sencillos en los que predominan la función expresiva con palabras poco precisas de intención humorística «…echar espuma por la boca. Todo el mundo […] salen escopetados del vagón del metro. —¡Qué cabrones”».

Las escenas podrían integrar elementos icónicos que ayuden al fin principal del libro, entretener al mismo tiempo que aporta alguna instrucción didáctica. De hecho cada acontecimiento de El asesino silencioso está encuadrado perfectamente en un ambiente nombrado al principio de los capítulos cortos: Wuhan, el primer foco. El funeral. Rumbo a Italia. Especial la gripe española. Aislamiento. La última reunión…

Los ambientes participan de la realidad y la ficción.

La corporación se mueve por ambición, es un reflejo de una sociedad en la que los jóvenes apenas tienen futuro. El régimen autoritario creciente se impone en el sistema sociopolítico y económico. No hay oportunidades y la corrupción se muestra impúdica, segura y orgullosa. Los gobiernos no toman medidas que dignifiquen la vida de todo, por eso las actitudes de desafecto aumentan. En este momento es cuando hacen su aparición “los buenos” de la novela, los héroes que se rebelan frente a este régimen opresivo mundial para impedir que los acaudalados, que se mueven en la sombra, continúen eliminando cualquier intento de subversión «Respondiendo a Flor de Loto, ahora nos dedicamos a difundir fake news».

Este grupo de buenos, estos héroes, son quienes protagonizan diversas escenas al más puro estilo de un género de novelas gráficas, con las expresiones que suelen acompañarlas, «—Vais a morir todos, ratas asquerosas!» «¡Enhorabuena, Doc» «¡Detente, matón!» y una apariencia exagerada según la profesión que desempeñen. En estas escenas, las grandes proezas y las empresas más serias y heroicas están salpicadas de cierto erotismo mezclado con algo de peligro y apropiada violencia para provocar una clara fascinación en el sector masculino. De hecho es la chica la que demuestra sus dotes físicas ante el riesgo y los chicos aportan la mente, el dinero y el carácter dominante. Estas escenas se combinan con otras propias de la ciencia ficción, el humor y cierto machismo nada encubierto, «venía vestida con un mono negro ceñido a su escultural cuerpo, con el pelo suelto y un andar sensual, pero sin parecer exagerado. Al hacker le recordaba a la mujer del anuncio de “Busco a Jack”».

Puede que, debido a la profusión de datos actuales, abrumadores en ocasiones, por parte de los medios de comunicación, el autor combine teorías y análisis situados dentro del rigor con anécdotas presumiblemente humorísticas, que también circularon por las redes sociales, y que se llevaron a cabo para saltarse, como fuera, las normas del confinamiento 


—… ¡Son trescientos cincuenta euros, cincuenta por perro! Ya lo hablé con Riki […] están muy cotizados como salvoconducto.

En ese momento apareció Riki, que todavía llevaba media ensaimada en la boca. Saludó al falso amante de los animales…

 Pues sí, creo que sería un acierto, en una posible futura edición, la inclusión de dibujos y viñetas.

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