Este
verano vi representada la obra en San Javier. Me gustó tanto, disfruté tanto
con ella que decidí comprar el texto, por si acaso. Ahora lo he leído y
realmente Crimen y Telón es una de las obras más completas, teatralmente
hablando, que podemos encontrar en la actualidad. Lo tiene todo.
La
compañía Ron lalá, formada por seis
componentes se multiplica en el escenario en diversos papeles hasta dar la
impresión de que son multitud. Lo bueno es que lo bordan todos.
Pero
voy a comentar el texto porque lo que me ha sorprendido, una vez releído, es
que Crimen y Telón es probablemente
una de las obras más sencillas en cuanto a la trama y más difíciles de llevar
al escenario. Hace falta que los actores sean músicos, acróbatas, capaces de
cambiar de registro, de voz… El escenario, sencillo en un principio pues
representa un escenario teatral, tiene bastante complejidad al dejar las
bambalinas, el peine, los focos… todo al descubierto… Y por ahí van a subir,
bajar, desaparecer y aparecer personajes “reales” de Crimen y Telón y “ficticios” de otros textos y épocas. Nada más y
nada menos. La obra tiene todo aquello que ha formado parte del buen teatro
desde sus orígenes; de hecho en ocasiones recuerda al teatro griego, Edipo se
encarga de ello con un guiño a Homero, haciendo posible la mezcla de géneros
—ya lo vimos en El retorno de Ulises—. «Si
permites que un ciego te guíe a la oscura región de sus recuerdos, sígueme a la
Antigua Grecia y verás la Odisea del Teatro», y sí, es cierto que la evolución
del teatro ha constituido toda una odisea, desde aquéllos que se dedicaban a «pisar los bichos del suelo» hasta «ni un dios ni un héroe soy sino ambas cosas»,
para convertirse en algo mucho más sencillo y complejo a la vez, pues el teatro
ha vuelto con Ron lalá para ser mucho más cercano al espectador y hacerle ver
su importancia; los actores ya no están en un pedestal, el director es uno más
entre ellos y el público ha de tener la misma importancia para que siga vivo.
En
esta “muerte” del teatro recordamos todo lo que ha formado parte de la escena,
desde las ticoscopias, en este caso humorísticas «(Cantan) Navegaba el teatro los mares del tiempo rumbo a un lejano
lugar, una isla donde hallar su sueño. Se aproxima la madre de todas las
tormentas, más ciega que el gigante Polifemo», hasta los personajes
alegóricos, como Tragedio y Comedio quienes aluden a que por el teatro no pasa
el tiempo, es universal
Comedio.- …¿os sabéis el chiste? ¿Qué hace un
agente de la Triple A al descubrir una performance posmoderna con música
minimalista en un museo de Calatrava? ¡Pasar de largo!
Noir.- Tragedio ¿de qué libros hablas?
Tragedio.-
(Muestra un hatillo de libros) Nuestra biblioteca…
Asimismo
el metateatro continúa llevándose a las tablas, y así nos lo recuerda
Noir.- Nota de voz […] aparece el Teatro
ahorcado en el escenario a la vista de un público que cree que está viendo una
obra
porque
en realidad, una vez que se vive no se puede dejar, el teatro se convierte en
pura adicción «Si al menos pudiera leer
un poema […] un solo verso para relajarme…», de ahí que en esta inventada
Ciudad Tierra los “camellos” se dediquen a lo de siempre, a vender lo
prohibido:
Camello.- Eh, tío, ¿quieres pintura? Llevo la Mona
Lisa, el Guernica y si te va la marcha… el Cristo de Borja
Hemos
comentado antes la intertextualidad de géneros al incluir la épica en el
teatro, pero éste evoluciona con el tiempo hasta convertirse en una obra
teatral negra en la que el detective Noir será el encargado de descubrir al
asesino del teatro y, sin embargo este personaje, más parecido a los detectives
del siglo XX «y me sorprende que no haya
polvo. Si esto lleva cerrado veinte años […] quién ha barrido?», convive
sin ningún problema con agentes de la Agencia Anti Arte, claramente llegados
del futuro «Por mí ya estarían en los
campos de concentración de Marte. Pero no hay forma de callarlos. Si les
requisamos su material, cantan, si les amordazamos, tararean, si les cortamos
la lengua, silban, y así van extendiendo sus pegajosos soniquetes por toda
Ciudad Tierra». La ciencia-ficción revolotea por Marte, lugar donde son
encarcelados todos aquellos que no cumplen las normas de no pensar, no saber.
Estos
agentes futuristas son los representantes del simbolismo reflejado en la
inteligencia artificial que, con gran sarcasmo, lidera Ciudad Tierra junto a un
ejército de drones… nunca, nada podrá sustituir al pensamiento y sentimiento
humanos pues a pesar de que las artes están prohibidas (¡qué cerca estamos de
esto si fuera por nuestros gobernantes!), ellas no se rinden y se refugian en
callejones oscuros, ocultas a las mentes preclaras que, sin cultura, se atreven
a regentar el planeta Ciudad.
Pero
Crimen y Telón es una comedia, por lo
que la música en directo y la interactuación con el público rompen la cuarta
pared «te odio si me das celos / y me
dejas por la tele. (Pide abucheos) […] Amo tu silencio puro / en el que nadie
respira / y todo el planeta gira / en torno de mi conjuro (Pide aplauso)».
Y rompe la estructura de la obra teatral al interactuar con el equipo técnico,
recordándonos que una puesta en escena requiere de todos y cada uno de los
integrantes. No hay un culpable o un triunfador en el teatro, todos forman una
unidad y, si bien Ron lalá lo demuestra, pues el texto es de Álvaro Tato
(también actor), la dirección corre a cargo de Yayo Cáceres (actor también), y
los arreglos y composición son de Juan Cañas, Miguel Magdalena y Yayo Cáceres (actores),
nos lo recalca interactuando a su vez con el equipo de sonido
Técnico de
sonido.- Sal un momento, que preguntan por ti como todas las
noches
REGIDOR.- Es que me pillas guardando el
vestuario, como todas las noches
[…]
(Sale el Regidor arrastrando una burra
con el
vestuario de Edipo, Espectro y
Forense)
Las
escenas son enérgicas, vitales; van apareciendo una tras otra como piezas
sueltas hasta que todas cobran la forma definitiva al final, cuando somos
conscientes de que el arte no puede ser relegado, no puede morir puesto que
forma parte del ser humano y, aunque queramos e insistamos en quitarle
importancia, ningún ordenador podrá sustituir a la cultura, a la tradición que
nos caracteriza.
El
elemento didáctico corre a cargo de Noir, exadicto a la poesía que va
corrigiendo las barbaridades con las que que Blanco se refiere a diversos
elementos teatrales, mediante paronomasias,
BLANCO.- ¿Infectarme recitandome un sonito?
NOIR.- ¡Soneto!
BLANCO.- …recitándome desnudo el Romancerdo gitano.
NOIR.- ¡Se
dice romancero!
Utilizando
metáforas con función metalingüística (y por supuesto poética) «La poesía nos hacía humanos. Ella era
majestuosa como un hexámetro, pero sencilla como un octosílabo. Su cuerpo me
encabalgaba una y otra vez hasta llevarme al hipérbaton», haciendo uso de
definiciones explicativas «Atrezzo
significa elemento que se usa en una obra de teatro», o corrigiendo los
símiles que emplea mal Blanco «…donde
celebra sus ceremonias, NOIR.- Se llaman funciones».
El
juego con el tiempo argumental, tiempo real y atemporalidad también es labor de
Noir, quien a su vez hace un guiño a la gran época del teatro, el teatro
antiguo y su renacimiento en el Siglo de Oro
Un arte ha muerto y se ha extraviado
donde la libertad vive cautiva.
Las respuestas están en el pasado;
que reviva la tribu primitiva.
Asimismo
la mezcla entre realidad y ficción queda en evidencia en el diálogo que Noir y
Blanco, antagónicos desde el principio no sólo en el color de su vestuario,
mantienen al final para adoptar la misma postura, esa en la que el espectador
no sabe si está viviendo un sueño o sueña una realidad
BLANCO.- Ha sido un placer conocerte
NOIR.- Lo
mismo digo. (Silencio) Blanco
BLANCO.- Noir
NOIR.- Estas
últimas líneas […] Que no estaban en el texto
En
el ejemplo anterior podemos observar que la acotación puede utilizarse a veces
para generar tensión, aunque la mayoría de ellas son funcionales.
El
vocabulario culto «Espejo sin azogue»
convive en armonía con términos groseros para acercar más los personajes al
público «si dices walkie-talkie pareces
gilipollas». Asimismo, las respuestas anafóricas paralelísticas, además de
reforzar la función poética del teatro confirman plenamente que éste no puede
morir «No lo vi […] No la he visto […] No
lo vi […] No lo he visto». La compañía aprovecha la derivación para que el
espectador tenga la certeza del poder del interés predominante, recalcado
además en la repetición «hay que valorar
que debemos hacer valer y poner en valor nuestros valores», «consumo, consumo y
consumo». Y, con una paradoja, el público constata el hecho: el teatro va
huyendo del poder, pero él es más poderoso, por lo que nunca podrá hacerle daño
«Porque eres más poderoso que el dinero y
que la fe» (la ironía que intuimos hacia la censura que vienen padeciendo
las artes es evidente).
No
cabe duda de que una de las cuestiones que resaltan es la musicalidad del
diálogo; también la música y el canto inciden en los valores estéticos de la
representación.
La
tensión dramática deriva del propio texto pues al estar construido como
argumento policial, las nuevas escenas traen nuevos personajes que dificultan
la resolución del caso; sin embargo esta tensión va dirigida a los propios personajes
pues al ser el Teatro uno de ellos, el público sabe que no ha muerto. Podríamos
llamarlo un espectáculo al revés, en el que los espectadores saben más, aunque
el final sea sorprendente. Por todo ello es un espectáculo innovador. El
diálogo escénico es de gran complejidad; los actores ironizan constantemente
con palabras y gestos sobre la falta de cultura de nuestro país, que va
encaminado a lo que exige el Glorioso Gobierno Global: «entretenimiento absoluto, gasto extremo, bienestar obligatorio»,
al tiempo que homenajean a las artes escénicas
MÚSICO 1.- ¿Os acordáis de España?
MÚSICO 2.- El paraíso del arte y la
cultura
[…]
MÚSICO 3.- Allí se recibía a los
grandes cerebros que se fugaban de otros países
MÚSICO 1.- Allí la honradez de los
políticos solo era comparable al civismo de la gente
Pero
no sólo es complejo, el diálogo escénico es totalmente eficaz; incluso cuando
las palabras intentan ocultar pensamientos, los gestos y movimientos desvelan
esos sentimientos. Sólo siguiendo la trama adivinamos lo que ocurre desde el
primer momento, pero la imaginación se aviva con sugerencias y evocaciones. Que
un personaje se encargue de familiarizar al espectador con los términos
técnicos del teatro, revela la importancia del conjunto. Incluso el espectador
es importante, sin él no existiría el teatro. Casi todo el diálogo tiene un
sentido connotativo pues casi siempre alude a algo escrito en otros textos o
géneros, o a algo real, la propia sociedad en la que vivimos. Mediante el
diálogo escénico percibimos que no todas las artes son iguales, pero sí
complementarias, y el Teatro puede englobarlas a todas.
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