La
temática religiosa ocupó un lugar relevante en el teatro del Siglo de Oro,
probablemente para catequizar al público y demostrar la esencia de una
educación predominantemente católica.
El Antecristo de Lope de Vega ha estado rodeado de esa
“maldición” que aporta el título. No sólo ha sido una de las comedias menos
conocida del autor sino que está inmersa en la polémica de plagio con respecto
a la obra homónima de Juan Ruiz de Alarcón. No he investigado a fondo el tema,
pero la de Lope es de 1615 y el autor mexicano la estrenó en 1623. Además,
Alarcón apenas realizó teatro religioso, no así Lope de Vega. En El Anticristo de Ruiz de Alarcón aparece
el Anticristo como Mesías y le encarga al anciano Elías que predique la
llegada. La figura del gracioso reside en el pastor Balán. Simbólicamente,
Sofía es quien encarna la Sabiduría y desenmascara al Mesías impostor con la
ayuda del verdadero profeta Elías. Al final, el falso Elías asesina a Sofía y a
Balán y el Anticristo es arrojado al infierno.
Por
otro lado, en el siglo XVII era habitual que los autores teatrales escribieran
sus obras durante la representación de otros autores para inspirarse en futuras
comedias con las que ampliar su repertorio y, por lo tanto, sus ingresos
económicos. Así que deberíamos saber con exactitud la fecha de representación
de la comedia de Lope, y aun así no sería relevante para hablar de copia. Casi
todas las comedias tienen un trasfondo parecido; la idea de plagio no se
entendía como hoy. ¿O no nos recuerdan estos primeros versos de El Antecristo al
monólogo de Segismundo?
¿En
qué interno lugar, en qué caverna
del
centro obscuro he vivido yo oculto,
que
ignoro el ser que me acompaña y rige?
¡Cielos!
¿Quién soy?...
Y
sin embargo tampoco hay estafa, al menos por parte de Lope pues La vida es sueño es de 1635. En realidad
son topoi de la época. No creo que
debamos buscar mayores incidencias.
Sí
es cierto que hay coincidencias pues ambos Anticristos se presentan como
monstruos, ambos encarnan el mal y en ambas obras hay un despliegue hiperbólico
de recursos tramoyísticos: apariciones, desapariciones, imágenes en espejo, subidas
al cielo, bajadas a las profundidades, elevaciones de los personajes y descenso
al infierno de los dos anticristos, previo golpe que un ángel les da con una
espada de fuego.
Es
la derrota del demonio; pero en esta obra creo que lo que predomina y a lo que
se le da más valor es a la puesta en escena, espectacular si tenemos en cuenta
los medios que había en la época (incluso para hoy sería difícil llevarlo a
cabo de forma física) «Parece en tramoya
la LUNA en un caballo, y desciende de lo alto a lo bajo».
Los
versos siguen la estructura dictada por el propio Lope en El arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, publicado en 1609.
Así El Antecristo comienza con unos
endecasílabos sueltos mediante los que Titán refuerza el dolor que siente al no
saber en realidad quién es ni de dónde viene. La gravedad del asunto requiere
el arte mayor, por eso se dirige, angustiado, al cielo con un ritmo cambiante,
según su incredulidad al reconocer sus cualidades o su dolor por no saber con
exactitud su cuna.
Los
versos, unos en esticomitia, otros encabalgados, ayudan a este cambio de ritmo
y emociones. Si es capaz de saber «las
causas más ocultas», de «parar los
aires», de conseguir que el sol «se
suspenda en su carrera», es lógico pensar «… que yo soy el mismo Dios,…».
Después
de esta situación problemática, aparece la Luna para recordarle que es hijo del
pecado, del incesto que ella misma cometió. De ahí que aparezca el romance para
cantarle, con multitud de antítesis, cómo surgió, qué ocurrió y qué le va a
pasar. Las contradicciones en este ser fantástico «hombre y Dios, en ti se han visto» quedan resaltadas con los
paralelismos «ser de hombre y ser de
demonio». Como Dios va a gozar de todo el poder. Como hombre tiene un final
asegurado «te concede Dios de vida / solo
tres años y medio».
En
fin, que no hay crueldad mayor que con la que se trata a este ser que, desde
una perspectiva actual, no era tan horrible, concedía todo lo que le pedían los
hombres a cambio de adorarlo y afirmar que era Dios. ¿No es lo que pretende
cualquier religión y encima no regala nada, al menos material? Esto es una
valoración mía, pues desde este punto de vista encontramos hoy cierto sarcasmo
hacia la Iglesia.
La
parte cómica de esta alegoría, en la que la Luna o la Música, o el propio Titán
son personajes, viene de la mano del labrador Baulín, quien se permite algún
que otro chiste, a costa de su bobería
Pues
decid, ¿cómo se llama
María,
que es mi mujer?
Si
lo acertáis quiero ver
y
el crédito de su fama
Las
oposiciones y los juegos de palabras favorecen el humor «Sí: pero no quiero yo / que de ese nombre se nombre».
Los
cambios de estrofa marcan la seriedad de los personajes, de ahí que el diálogo
amoroso entre Luna y el Príncipe de Babilonia esté en liras, propicias, con su
cadencia, para resaltar el erotismo
Suspende
ahora tu voltario curso
porque
goce a mi Luna
Y
así entre seriedad y humor, tragedia y comedia, amor puro y sexualidad
transcurren los días finales de estos tres años que fueron ofrecidos
simbólicamente por Dios al Antecristo para que fracasara; porque no hay otro
dios que alabar, ya se encarga él o sus ángeles de derrotar a quien lo intente,
a pesar de haber sido capaz de realizar todo lo que hace el propio dios, desde
resucitar, hasta convertirse a la religión: «acertada»
De
circuncidarme vengo
de
la gran Jerusalén;
tengo
apóstoles también,
Incluso
Titán nos hace ver las contradicciones del propio Dios y cómo piensa
arreglarlo:
Amó
Cristo la pobreza:
opuesto
a Dios es el pobre;
riqueza
os daré que os sobre,
yo
soy la misma riqueza
El
Anticristo Titán es más pasional, mientras que Dios es más espiritual, de ahí
los juegos de palabras con “amor”
TITÁN.- …
Que
pasiones de Dios son
amar,
y ama Dios, en fin;
abrasado
amor es Dios,
y
amo así a la infanta Luna
Ante
tal sentimiento Baulín le aconseja que se deje de melindres
enviad dos ganapanes
de los ángeles del cielo,
y subid a la Luna arriba
y así la podéis gozar
Como
Titán cree que aún no es el momento, Baulín le responde con algo que,
provocaría risa, pero daría que pensar
A fe que sois dios al uso,
que entráis por hipocresía
Pero
los cristianos más recalcitrantes, Elías y Enoc, aparecerán para demostrar, a
través de su propio martirio, que Titán no es dios verdadero. Así pues, ellos
son sacrificados y resucitan un momento al tercer día para regresar felices al
cielo
(Veránse muertos a Elías y Enoc)
[…]
(Levántanse)
[…]
ENOC.- Titán
es falso Antecristo
Cristo
es el Dios verdadero
(La tramoya sube a los dos arriba…)
Está
claro que juegan con diferencia de fuerzas. Da igual que haya conseguido a la
Luna haciéndose pasar por el propio Príncipe de Babilonia (¿Se puede pensar
aquí que también Dios consiguió a María haciéndose pasar por paloma?).
Da
igual que la Luna haya visto al Príncipe y a la imagen de éste a la vez y haya
decidido quedarse con los dos
aunque para dos esposos
el cielo me dio dos manos
Decisión
que el Príncipe achaca al carácter voluble de la mujer y a la facilidad con la
que ésta puede perder su honor, por lo que no duda en hacerse valer:
Quien ofende
con infamia su honor, muera
entre mis brazos
Da
igual que sea el propio Titán quien salve a la Luna de morir a manos del
Príncipe, confesando a éste lo que hizo y siendo rechazado por ello por su
amada.
Yo tu figura tomé
para que veas que puedo
en varias formas dar miedo
Da
igual que lleguen persas, alemanes, romanos, etíopes, franceses, españoles,
indios, exicios… todo el mundo, para adorarlo. Ha perdido el amor de Luna, no
le interesa nada por lo que decide emplear la fuerza y matar al causante de su
dolor. Pero no es creíble, porque el humor, aunque sea negro, aparece en la
decisión: ante la queja del Príncipe alegando que no puede matarlo pues fue el
primero en adorarlo, Titán, desesperado, contesta que le hará un favor
que vida eterna solicito darte
quitándote la vida.
Da
igual que Titán entable una batalla dialéctica con Elías, antitética de si
Cristo es Hombre o Dios, al final ganará Elías pues, al terminar las razones «Saca una cruz» y se la pone delante
como si fuese un endemoniado. De esta forma va perdiendo fuerza ante todos,
incluso Elías consigue resucitar por un momento al príncipe para que confirme
Divino y Santo Profeta
tú predicas la verdad
(Vase)
Si a
esto añadimos la muerte y resurrección de Elías y Enoc antes comentada, nos
damos cuenta de que ningún ser es capaz de sustituir a Dios, de que la religión
católica es buena con quien lo adora y perversa para quienes no creen en él.
ÁNGEL.- ¡Fiero monstruo de la tierra,
el
plazo ha llegado! El cielo
al
abismo te condena.
TITÁN.- Hoy me da sepulcro el centro.
(Húndese:
haya gran ruido)
Es
cierto que esta alegoría no es de lo mejor de Lope, pero desde el siglo XXI es,
al menos, inquietante.