Increíble
la última novela de Juan José Millás; ágil, entretenida, absurda y, como todas
las de este autor, profunda, llena de las obsesiones que han ido apareciendo en
otras de sus publicaciones y que ahora traslada a su protagonista, Damián Lobo,
curioso nombre que, de alguna manera refleja su personalidad pues, como este
depredador, es capaz de permanecer agazapado hasta que encuentra la oportunidad
de obtener su alimento; no importa el tiempo que tenga que esperar, su vista y
olfato se va habituando a un hábitat diferente hasta que puede moverse con
soltura. Y sin embargo él se identifica con otro animal carnívoro y mucho más
agresivo, la morena, eliminando de su temperamento el contacto con otros de su
especie, así como la valentía del lobo, pues Damián, como la morena,
permanecerá oculto en una grieta, guiándose por su olfato, hasta emboscar a su
presa.
Esta
es la característica principal de Damián, su dualidad, su personalidad
conflictiva que lucha constantemente para descubrir su identidad. «Sometido a una tensión extraordinaria,
Damián iba y venía desordenadamente de la realidad al programa de O’Kane y del
programa de O’Kane a la realidad.»
Desde la sombra es una
mezcla de novela existencialista y teatro del absurdo; la cantidad de diálogos,
que predominan sobre la narración, confieren a la escritura cualidades para ser
representada. Sin embargo sería dificultoso llevarla a escena porque los
diálogos se producen en la mente del protagonista para poder responder a sus
propias obsesiones, a todo lo que lo atormenta. Estos diálogos pues, son en
realidad monólogos interiores de un personaje que, como en La metamorfosis, sale de su realidad; sin embargo, al contrario que
Gregor Samsa, su finalidad no es destruirse, desaparecer de un mundo que le es hostil,
sino crearse, definirse en otra realidad.
Mediante
estos monólogos-diálogos, Damián va desvelando su pensamiento a través del
humor, la paradoja o la ironía para llegar a ofrecernos una visión crítica de
la realidad «Quizá, como ocurría en
tantas familias, tuvieran dos coches, uno grande y nuevo, que utilizaría el
padre, y otro más pequeño, posiblemente de segunda mano, que conduciría la
esposa»
«—Y usted allí, en las profundidades.
—Yo allí, sí. Se me había acabado la
batería del móvil, por lo que mi aislamiento del mundo era absoluto…»
En
realidad la paradoja está presente en las ideas y en la estructura de la
novela, pues una personalidad caótica como la de Damián Lobo, con sus idas y
venidas a diferentes realidades, está estructurada de manera coherente en tres
partes, que se corresponderían con el argumento:
La
primera parte constituye la creación de su mundo. Damián ha sido despedido como
jefe de mantenimiento de una empresa de bienes de equipo. Deambula por las
calles para meterse en una cafetería y quedar allí apartado. Sale de ella y
entra en un mercadillo de antigüedades para, con la excusa de un pequeño robo,
encerrarse en un armario ropero en el que lo llevan a casa de Lucía y Fede. De
allí saldrá para esconderse bajo la cama hasta que puede introducirse, pasando
por el ropero, en el armario empotrado que ha quedado oculto tras dicho mueble.
Los
lugares cerrados por donde va pasando Damián representan el rendimiento ante
una vida que lo ha oprimido hasta el punto de no dejarle escapatoria. El
protagonista tuvo una infancia conflictiva «Verá,
yo me oriné en la cama hasta muy mayor» y un presente que se ha encargado
de anular las esperanzas del pasado «Aprendí
que no debía fiarme de los sueños»; por eso la vida como ocultación, en el
armario, es liberadora.
«—¿Y no sintió claustrofobia?
—No, al contrario, jamás me había
sentido tan libre. Como si aquel armario fuera el centro del universo, como si
el mundo se expandiera a través de él…»
Damián
ocupa ahora un lugar importante, él ha creado un mundo en el que es libre, si
renuncia a ese sueño, renuncia a su libertad, por lo que podría dejar de
existir «Y no hay libertad más grande que
la que proporciona esa ausencia, la del miedo.»
La
segunda parte se centra en la supervivencia en ese mundo en el que Damián se
siente a gusto, de hecho intenta eliminar de su mente a O’Kane, el presentador
que lo lleva a la fama en un reality show,
al considerar obscenos algunos comentarios sobre Lucía. Damián ha descubierto
que es útil, se preocupa por los que lo rodean sin que estos lo noten «…formar parte de aquel grupo en calidad de
fantasma le resultaba agradable» y se siente feliz al hacer feliz a Lucía «Damián no era insensible a la gratitud que
sus desvelos provocaban en la mujer, cuya felicidad creciente resultaba
manifiesta.» De hecho, el protagonista amplía su realidad a los libros y a
internet. En ese momento Lucía se introduce en el mundo de las ideas de Damián
y ambos olvidan la materialización
«—¿Quién eres?
[…]
—¿Acaso no lo sabes?
—Creo que sí, que lo sé —respondía
ella— ¿Has venido a salvarme?
—¿A qué si no?»
Pero
la existencia es superflua si no se tienen en cuenta todas las posibilidades
que van apareciendo, y a Damián le ha surgido, en su realidad imaginaria,
Lucía, un personaje material, por lo que en la tercera parte destruye el mundo
que ha creado y el real existente pues ya no le satisfacen, ambos lo oprimen;
decide, pues, desmaterializarse y convertirse en idea.
«—¿Se considera usted una idea?
—Desde luego, estoy más cerca de ser una
idea que una persona de carne y hueso»
Al
sentirse idea, el tiempo desaparece para Damián Lobo, el miedo al presente o
futuro no tiene sentido «Ese aguzamiento
le producía una suerte de euforia serena y de seguridad que le otorgaban en el
universo un lugar del que hasta entonces había carecido.»
Surge
entonces la metamorfosis «Se había
convertido, pensó con una sonrisa, en una especie de araña que desde una
esquina a la que nadie prestaba atención controlaba, protegida por la tela, los
movimientos del universo.»
Ahora
es ese insecto-dios capaz de hacer un mundo a su imagen en el que él volverá a
nacer
«—Ya has llegado —le dijo
—¿Adónde? —preguntó Damián
—Adonde quiera que fueses —respondió
la voz
Y eso fue todo.»
Desde la sombra es una alegoría de los terrores del
hombre actual, no sólo pertenecen a Millás, las obsesiones que aparecen, de
hecho, son bastante generales en nuestro mundo moderno: la crisis de identidad,
la soledad como estado que hace prosperar, el amor y la muerte por amor, la
vida como ocultación y la exploración de otros espacios habitables aparecen
constantemente, de diferentes maneras, en la novela. Damián Lobo se siente una
morena, su madre se mimetizaba con su padre al llegar a casa, él guiñaba los
ojos para parecerse a su hermana china, su trabajo seguro resultó no serlo,
puede vivir bajo la cama, en un armario, en su mente y, en esa soledad es capaz
de crear. Todas estas obsesiones no son sino un reflejo de lo absurdo del
mundo, y por lo tanto del absurdo comportamiento del ser humano, de ahí que la
novela presente una perspectiva crítica con respecto a la sociedad actual. Las
acciones de Damián van encaminadas a buscar algo que dé sentido a su vida, una
vida hasta ahora vacía.
Y a
pesar de ser una novela psicológica, no tiene cabida en ella la lentitud. El
estilo, usual en Juan José Millás, plagado de chistes, ironías, sarcasmos,
escatología y humor consigue que leamos esta tragedia con una sonrisa en los
labios. Merece la pena el tratamiento del narrador pues en 3ª persona, externo
al relato, toma no obstante el punto de vista de Damián; como si fuera su
creador va describiendo lo que ve, oye, percibe o siente el protagonista hasta
dejarnos con la impresión, a veces, de que es la voz del autor que habla con su
obra.