viernes, 16 de mayo de 2014

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

En 1981 sucedieron, entre otros imagino, tres nacimientos importantes. Gabriel García Márquez paría Crónica de una muerte anunciada para el contento de los humanos, la lotería paría el Gordo para el regocijo de cientos de cartageneros y yo paría a Amaya para mi orgullo y felicidad.

Pues bien, en 1982, le concedieron el Nobel a García Márquez y Amaya me regaló la Crónica (desde pequeñita, apuntaba).
Treinta y dos años después, Márquez nos ha dejado, por lo que yo he querido empezar este blog con esa novela que ha marcado con algo de magia mi vida.
Bueno, también la llevan mis alumnos para la PAU, así que si les puedo aportar algo nuevo me alegraré. He releído la novela intentando separar los momentos en los que aparecía el realismo mágico, algunos no lo tienen claro, y me he dado cuenta de que se llama así el movimiento precisamente porque envuelve de magia la realidad, los símbolos se introducen en los sueños de forma que a veces cuesta separar lo onírico de lo tangible; las casualidades se unen a las causalidades y se mezclan en el sinsentido poético para ser la crónica brutal y despiadada de un asesinato real.
Los extremos opuestos se van fundiendo hasta asimilarse y hacerse uno. Todo gira en torno al dualismo.
Dos hermanos gemelos que actúan como una unidad antagónica; a veces Pedro Vicario es el símbolo de la muerte y Pablo el de la vida, otras, Pablo toma el carácter de la noche y Pedro el del día; dos veces cogen dos cuchillos para matar a Santiago, primero toma las riendas Pedro y luego Pablo. Tras el asesinato Pedro no puede orinar y Pablo casi muere de colitis. Ambos se restablecen con un único remedio. Podemos decir que entre los dos forman un personaje, el asesino de Santiago Nasar, único hijo del árabe Ibraim Nasar y de Plácida Linero, casada sin amor. El último personaje importante es hombre también, un amigo de Santiago quien, 27 años después, resuelve contar la desgracia como narrador de la Crónica. Los tres actúan en todo momento en torno a un acontecimiento: el asesinato. En algún punto del relato los tres se confunden.
El antagonismo que envuelve al pueblo hace que la mujer asuma un papel secundario, fundamental sin embargo para resolver algunas situaciones  controvertidas:
Ángela Vicario, educada en la tradición, y casada por dinero, no puede engañar a su marido; ella que ha vestido muy tapada y de luto cuando nada tenía que temer, se muestra desnuda ante Bayardo San Román, y sin virginidad, la noche de bodas.
Suseme Abdala, la matriarca centenaria de las familia Nasar cura a los asesinos de Santiago con una premonitoria infusión de pasionaria.
Plácida Linero, madre de Santiago, no pudo salvar a su hijo a pesar de que era el único amor de su vida, pero lo mantuvo completo tras el asesinato, ordenando matar a los perros que intentaban comerse las entrañas.
Una conjunción de fuerzas contrapuestas sirve de marco al suceso, mitificándolo al quedarse sin total resolución.
Sólo entonces tiene sentido que un hombre, presuntamente inocente, sea acusado, perseguido y asesinado con el rencor de algunos, el lavado de conciencia de otros, la indiferencia de muchos y el beneplácito de todos. Una muerte anunciada cargada de símbolos contrarios que, en forma de letanía «el día en que lo iban a matar», empiezan con el sueño premonitorio de Santiago Nasar, en el que pasea por un simbólico bosque de higuerones salpicado de lluvia purificadora que se transforma en cagadas de pájaros, asumiendo el sentido de espiritualización. Santiago despierta con la sensación de estar cubierto de vida muerta.
Esta antítesis cubre la novela de forma que el sinsentido es lo habitual en una sociedad injusta, egoísta, envidiosa y cobarde. Por eso no aparece el culpable y por eso los gemelos son absueltos. Santiago, como un nuevo Cristo, muere a manos de un pueblo enloquecido que no le habla en ningún momento y sin embargo acude en pleno a declarar ante el instructor del sumario. Pero el destino se encargará de hacer que todos los que no lo ayudaron o no creyeron en él, expíen su culpa.
Éste podría ser el resumen de ese realismo mágico que envuelve la novela. Un libro cargado de símbolos que, como en la vida real, salpican nuestros actos, por eso podríamos abrir un debate sobre las fatalidades del destino, ¿realmente lo son?. O sobre lo que queráis. Si has leído la novela puedes aportar algo, si no la has leído, también, porque ésa es la magia de Gabo, escribe sobre la vida haciendo que parezca ilusión o lleva la ilusión a la propia vida. El mundo entero lo entiende, por eso su entierro quedó salpicado de ese realismo mágico en el que una gran masa amarilla acudía despacio a despedirlo entre mariposas que lo acompañaban hasta el cielo de los grandes.
Gracias Gabo, descansa allí donde estás y sigue aportándonos destellos de felicidad y asombro.

3 comentarios:

  1. El ensueño que irradia un estilo creado por un genio, fomentado por muchos (y muy grandes), mal-copiado por no menos (no tan grandes) y admirado por todos; por fin ha encontrado justa interpretación por medio de unas palabras que emiten tanta magia como el realismo que envuelve Macondo. Enhorabuena y gracias por seguir brillando.
    Una pena que Buñuel no se animara a versionar esta muerte anunciada, dejando el trabajo en manos de un cumplidor (pero no a la altura) Francesco Rossi.
    Esperamos tu próximo artículo con impaciencia.

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    1. Gracias por tus palabras. No he visto la película pero será interesante, intentaré sacar tiempo para ello. De todas formas los aspirantes a la PAU te agradecerán el comentario porque podrán incluirlo en las influencias. Por la misma razón, y por si alguien se llama a engaño, aclaremos que Macondo es el pueblo de"Cien años de soledad". "Crónica de una muerte anunciada" transcurre en un "pueblo olvidado", sin embargo hay correspondencia entre las dos novelas; Petronio San Román, padre de Bayardo San Román, fue un "héroe de las guerras del siglo anterior por haber puesto en fuga al coronel Aureliano Buendía en el desastre de Tucurinca". Aureliano B. es protagonista de C.A.S., una técnica empleada en el realismo para aportar credibilidad a los hechos ficticios.
      Gracias por hacernos pensar en ello.

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  2. Muchas gracias, Beatriz, por tu entrada. Cuando creía que tenía "tachado" este libro de mi lista, me he dado cuenta de que no me acuerdo de nada. Lo que no se me olvida es la sensación que me causó: la muerte al principio, al final,.., porque está claro que va a morir, ¿no?
    Por etimología lo fatal y el destino andan de la mano, así que, sí, el destino existe y es para todos fatal, pero libros como éste nos ayudan a llegar mucho mejor y blogs como el tuyo a poner un poquito de magia

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